Es tan simple como congelar dos bananas maduras por unas 10 o 12 horas y sacarlas unos 15 minutos antes del momento de la preparación para que no estén tan duras. Las llevamos a la licuadora, procesamos con el mínimo de agua -¡o mejor una leche vegetal bien espesita!- y le agregamos una cucharada de cacao amargo y, si es necesario, un poquito de miel, azúcar mascabo o stevia. ¡Ya! Tan solo resta servir y coronar con unas nueces picaditas, con coco o con ambas cosas.
Y el helado elaborado con esta técnica puede variar su sabor y consistencia según el gusto y la creatividad: podemos mezclar palta y banana; o con otras frutas: arándanos, frutillas, kiwis…; agregarle trocitos de chocolate… Utiliza la técnica y dale rienda suelta a tu creatividad.
Pablo de la Iglesia
Naturópata – /pablodelai