Grooming: Un agresor que se oculta en el mundo digital

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Qué es el grooming

El grooming es una forma de abuso sexual digital.  Esta palabra deriva del verbo inglés “groom”, que se refiere a conductas de “acercamiento o preparación para un fin determinado” y es un delito. Se produce cuando una persona adulta contacta a un niño, niña o adolescente por medios tecnológicos —como redes sociales, chats, videojuegos o mensajería— con el fin de ganarse su confianza y luego vulnerar su intimidad. En Argentina, esta conducta está tipificada como delito desde la Ley 26.904 (2013), que modificó el artículo 131 del Código Penal. Posteriormente, la Ley 27.590 “Mica Ortega” (2020) creó el Programa Nacional de Prevención y Concientización del Grooming, en memoria de una adolescente víctima que impulsó un cambio en la conciencia social.
El término grooming — “to groom”, preparar o adiestrar— comenzó a utilizarse en criminología a fines de los años 90. En el Reino Unido, se incorporó oficialmente en 2003 mediante la Sexual Offences Act, definiéndolo como el proceso de manipulación previo al abuso. Desde entonces, el concepto se expandió a la psicología y la sociología como una nueva forma de violencia simbólica y emocional, adaptada al contexto digital.

Con los chicos no 
El grooming es un proceso de manipulación que puede durar días o meses. El agresor suele presentarse como alguien de la misma edad o con intereses similares, buscando generar empatía y confianza. Utiliza halagos, regalos virtuales o promesas de amistad, y poco a poco introduce temas personales, hasta lograr que la víctima comparta información o imágenes íntimas.
Cuando obtiene ese material, el agresor puede pasar a la fase de coacción o sextorsión, amenazando con difundir las imágenes si la víctima no accede a nuevos pedidos. Esta dinámica genera miedo, vergüenza y aislamiento, lo que dificulta que los adolescentes pidan ayuda.
Según datos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y la Línea 137, entre 2023 y 2024 el grooming representó más del 40% de los casos de violencia sexual digital denunciados en Argentina. Las víctimas tienen mayormente entre 11 y 18 años, edades en las que la identidad, la pertenencia al grupo y la validación social a través de redes son pilares emocionales.

Cómo se aborda en las escuelas
En el ámbito educativo, el grooming se trabaja dentro de la Educación Sexual Integral (Ley 26.150), que promueve la enseñanza de la afectividad, el consentimiento y el cuidado del cuerpo —también en entornos virtuales—.
A nivel nacional, el programa “Con Vos en la Web” y los materiales de la Ley Mica Ortega incluyen guías didácticas para docentes con actividades adaptadas a diferentes edades. Las provincias implementan jornadas específicas de “ciudadanía digital” y protocolos de actuación ante situaciones sospechosas.
En la práctica, muchas escuelas realizan talleres preventivos junto a equipos de orientación escolar, psicólogos y especialistas en ciberseguridad. Se promueve el diálogo sobre redes, la empatía digital y el uso responsable de la tecnología, sin estigmatizar a los jóvenes.

Qué hacer ante un posible caso
Cuando un adulto sospecha que un menor puede estar siendo víctima, la prioridad es escuchar sin juzgar. Es fundamental transmitir seguridad, evitar los reproches y dejar claro que la responsabilidad recae siempre en el agresor. Los pasos recomendados por organismos oficiales son:
Conservar las pruebas: no borrar mensajes, capturas, perfiles o correos.
No dialogar con el agresor ni divulgar el caso en redes.
Denunciar inmediatamente en los canales oficiales:
Línea 137 (violencia familiar y sexual, atención 24 h, WhatsApp 11-3133-1000).
Línea 102 (derechos de niñas, niños y adolescentes).
Fiscalías o comisarías especializadas en delitos informáticos.
Solicitar acompañamiento psicológico especializado, ya que el daño emocional puede incluir culpa, ansiedad o retraimiento social.

Consejos preventivos para familias y adolescentes
Hablar de redes sin miedo: la confianza es la primera barrera de protección.
Establecer límites claros sobre privacidad y horarios de uso.
Revisar juntos la configuración de seguridad de las aplicaciones y videojuegos.
Evitar compartir fotos personales o datos privados, incluso con “amigos virtuales”.
Enseñar a decir “no” y reconocer cuando algo incomoda.
Recordar que pedir ayuda no es delatar ni traicionar, sino protegerse.
El grooming no es un problema individual, es una manifestación de desigualdad y manipulación en los vínculos digitales. Involucra aspectos psicológicos —como la vulnerabilidad afectiva— y sociológicos —como la exposición constante en redes y la naturalización del contacto con desconocidos—. La educación emocional, la alfabetización digital y el acompañamiento activo son herramientas poderosas para reducir el riesgo.

Fuentes:
Ley 26.904 y Ley 27.590 (Argentina).
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos – Programa Con Vos en la Web.
UNICEF Argentina y Línea 137 – Informe 2023.
Sexual Offences Act 2003 (Reino Unido).
Guías ESI – Ministerio de Educación de la Nación.

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