La fermentación casera es una técnica ancestral, segura y poderosa… si se hace con higiene y cuidado. Para que tu Kvas sea saludable y libre de riesgos, tené en cuenta lo siguiente:
Higiene ante todo: Lavá bien frascos, utensilios y manos antes de comenzar. Utilizá materiales limpios y sin contaminantes.
Temperatura controlada: Fermentá entre 18° y 25 °C, en un lugar fresco y sin sol directo. El exceso de calor acelera la fermentación y puede alterar el sabor o aumentar el alcohol.
Hacele caso a tus sentidos: El Kvas debe oler agradable, ácido, panificado o ligeramente frutado. Si huele mal, tiene moho, o el sabor es muy raro, descartalo sin dudar.
Alcohol bajo, pero presente: Aunque el contenido alcohólico suele ser inferior al 1%, si fermentás muchos días puede aumentar. Evitá darlo a niños, embarazadas o personas con sensibilidad al alcohol.
Consultá si estás inmunosuprimido/a: Personas con defensas bajas deben evitar fermentos caseros sin supervisión médica.
Con asepsia, paciencia y observación, fermentar es seguro y terapéutico. Y vos, te ánimas? Contanos tu experiencia en @convivirplus.