El veganismo no es un nuevo fenómeno

Ante el aumento del número de personas que se inclinan por ser veganas, asistimos al mismo tiempo al aumento de lo que en su momento dí en llamar “la grieta nutricional”

Es que paralelo a este crecimiento, se observa un notable incremento de las críticas a esta elección de vida, incluso en los medios de comunicación, se permiten dicha crítica sin fundamento ni investigación, en tono de burla. 

Se debate acerca de los riesgos para la salud que supone dejar de comer carne, por las deficiencias nutricionales que eso significa, sin analizar o referirse a las deficiencias a las que también están expuestos los que sí la comen.  

Porque no se trata solamente de lo que produce la falta de uno u otro alimento, sino de entender que la ciencia de la Nutrición ha avanzado y día a día se descubren nuevas posibilidades de mejorar la calidad de vida y propiedades nutricionales de alimentos antes desconocidas.

Estamos en un momento de privilegio, donde tenemos a nuestro alcance la opción de lograr el adecuado equilibrio de nuestro organismo con solo desarrollar nuestra capacidad de elección, sea o no vegana, no por fanatismo sino por convicción.

El veganismo no es, como lo proponen muchos, un nuevo fenómeno y que algunos se atreven a igualar al de una moda “como tantas otras”…

Lo que desconocen es el proceso de búsqueda y evolución que hay detrás de quien elige ser vegano como modo de vida.

Tampoco es una dieta en el sentido tradicional, como una restricción.

Recordemos que el primer vegano conocido fue el filósofo griego Pitágoras, quien vivió a finales del siglo VI a.C.  

La dieta pitagórica se planteaba como un modo de vida y se basaba principalmente en evitar la carne de animales masacrados.

Podríamos seguir transitando el camino que fue tomando la propuesta, pero como síntesis nos detendremos en el año 1944 cuando Donald Watson, junto con seis amigos, fundaron la primera sociedad vegana del mundo y acuñaron el término “vegano”.

Decidieron tomar las tres primeras letras y las dos últimas del vocablo vegetariano y así nació la palabra vegano.

Lo que en general confunde es pensar que la palabra vegetariano deriva de vegetal, cuando en realidad etimológicamente proviene de la palabra vegetus, que significa vigoroso, entero, lleno de vida. 

Como vemos, no es algo nuevo sino que poco a poco y por distintas razones personales y de aceptación de nuestro lugar en la Naturaleza, se ha visibilizado y crecido notablemente.

Entonces… ¿Por qué tantos cuestionamientos e incluso burlas?

Podríamos enumerar varias razones sociales, familiares, culturales, emocionales, pero tomaremos el concepto de Pitágoras y veremos al veganismo como un “modo de vida” pero que necesita asentarse en pilares fundamentales como el respeto y sobre todo en el conocimiento de nuestro organismo.

Lo que doy en llamar “grieta” se introduce precisamente por el desconocimiento de las necesidades nutricionales de nuestro cuerpo.

Descubrimientos realizados a partir del 1900 se siguen sosteniendo como válidos y por las razones que citamos al comienzo, se rechazan nuevos aportes.

Seguidores y detractores suelen desconocerlos y unos y otros hacen señalamientos erróneos.

La mirada del ser humano como una máquina ha dejado lugar al de entender el organismo como un Todo, con necesidades concretas de nutrientes para todas y cada una de sus células.

Lic. Juana Tucci
Directora de iatena
www.iatena.com.ar

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