Egipcios y Mayas encontraron que el Diseño Divino del Universo en el que existimos, enlaza y sincroniza el latido de los Soles de los Sistemas Planetarios cada 13.000 años, marcando el comienzo, el centro y el final de la sucesión de Grandes Ciclos Cósmicos.
El actual Gran Ciclo comenzó hace 13.000 años cuando el Sol derritió la capa de hielo que cubría casi toda la tierra, lo que elevó el nivel del mar en 120 metros, generó una gigantesca evaporación y un diluvio que destruyó la civilización Atlante. En el centro del ciclo (26.000 años) el latido de los soles no es tan intenso -El mismo Sístole y Diástole del sistema circulatorio humano- como para ocasionar un cataclismo pero que sí, genera un fuerte cambio climático como el que experimentamos en estos tiempos.
Durante ese Gran Ciclo nuestro Sistema Solar realiza una órbita alrededor de las Pléyades que dura esos 26.000 años y en ese recorrido es iluminado por la radiación de miles de estrellas. Egipcios y Mayas las agruparon en constelaciones uniéndolas con rayitas imaginarias y a cada una la simbolizaron con un animal -el círculo de animales o Zodíaco Egipcio y Maya- que representaba para ellos un Estado de Ser o de Consciencia. La energía de esas constelaciones induce cierto carácter en quienes están en gestación en el vientre materno mientras la Tierra pasa por ellas. Para ellos las estrellas y los planetas influyen con sus energías sobre los hombres. Esa información que ellos heredaron de la civilización Atlante y que sus sacerdotes ampliaron, revela la Divina Intención que ellos veían detrás de ese Gran Ciclo.
Las dos civilizaciones creían que la consciencia del hombre evoluciona con las comprensiones que producen las experiencias y los aprendizajes de muchas vidas. Los errores siempre generan sufrimiento -lo que es falso siempre lo genera- y el hombre queriendo evitar que ese sufrimiento se repita para ser feliz, se ve forzado a mirar hacia su interior para examinar las causas que lo generaron. Encuentra que esas causas siempre están en su mente, en ignorancia, falsas creencias, limitaciones mentales, prejuicios, desinformación, propaganda dogmática o estados de No-Ser. Así logra ver la información falsa que creía verdadera, la erradica de su mente reemplazándola por su opuesto Verdades que lo falso impedía ver. Eso impulsa la evolución de su consciencia, el aumento de su energía vital y de su frecuencia vibratoria.
La consciencia evoluciona con la información de sabiduría sobre cómo funciona la realidad y las leyes que la ordenan, con el discernimiento entre lo que produce sufrimiento y lo que produce armonía, acumulado a través de las experiencias en muchas vidas. Cada una totalmente distinta que la anterior, con un carácter distinto, una personalidad distinta, sus correspondencias de Destino son únicas, cambia de raza, de sexo y de lugar de nacimiento. En una sola vida es imposible aprender todo sobre el universo, el orden y el amor. Esa sucesión de vidas siempre conduce al momento en que ya no se tiene nada que aprender cómo Ser Humano y en ese momento se transforma en Ser de Luz para continuar evolucionando en un contexto totalmente distinto. En el nivel ya no individual sino colectivo, la humanidad puede desarrollar una organización social, económica, política y religiosa máximo por un Gran Ciclo Cósmico de 26.000 años al cabo del cual un cataclismo permite el nacimiento de una nueva humanidad que va a crear experiencias totalmente nuevas, únicas y originales. La humanidad también ¨ reencarna ¨ para permitir nuevas experiencias que enriquezcan y produzcan la evolución de los individuos que la conforman. Esa visión permite entender la muerte como una transición a una nueva vida, no como el final de una corta existencia temporal que conduce al juicio de una Divinidad implacable y para nada misericordiosa, que dictamina recompensas o castigos eternos. Permite también qué desaparezca el miedo a la muerte -la madre de todos los miedos- y que se pueda ver todo lo que sucede como algo perfecto para generar aprendizaje.
El CORONAVIRUS
Examinemos en Alta Consciencia la crisis desatada por el Coronavirus que experimenta la humanidad y tú como individuo. Partiremos aceptando que vivimos el momento de cambio y oportunidad que los mayas llamaron ¨ El Tiempo del No-Tiempo ¨. El virus forzó la detención de tu HACER cotidiano y casi inconsciente para que tengas la oportunidad de dedicarte al menos unos días a SER. Tu primer trabajo es tomar consciencia de la oportunidad que tienes para corregir lo que no funciona en tu vida, aprovechar este paréntesis que nos mueve de lo cotidiano para realizar un trabajo interior de Auto-Observación que permita varias cosas:
La limpieza exterior que tanto se propone debe partir de un proceso de limpieza interior, que permita sanar las vergüenzas, las culpas, los rencores, las heridas y las rabias del pasado al comprender que todos los conflictos y los errores cometidos te permitieron aprender y convertirte en quien hoy eres. Es importante agradecer todo lo que has vivido, sobre todo las dificultades porque esas fueron las oportunidades que te dio la vida para trascender las falsas creencias – que creías verdaderas- para permitir que surgiera tu poder creador, el amor por ti mismo, por los demás y por la vida.
En ese proceso de Auto-Observación imparcial dedícate también a Valorar tu presente, lo que la vida dispuso para que tu puedas ser feliz siempre y cuando manejes tu mente de la manera correcta. Y no debes pasar por alto tampoco el crear intenciones y propósitos que te mejoren como ser humano. Proponerte dejar de enjuiciar los errores que los demás cometen usando su libre albedrío para poder equivocarse y aprender con el error. No olvides que el error y el sufrimiento son las herramientas que utiliza el universo para impulsar la evolución de la consciencia en libre albedrío.
Proponte no volver a creerte víctima inocente, un error en el que le entregas tu poder creador a tu victimario. No volver a utilizar tu poder para convencerte a ti mismo que no tienes ningún poder. Las víctimas se llenan de rabia, rencor y deseos de venganza, debilitan su sistema inmune, bajan su frecuencia vibratoria, destruyen su energía vital, se deprimen y se enferman. Y hay tantas en el planeta listas para infectarse del Coronavirus. Todo lo que sucede en tu vida no sucede por casualidad, sucede porque lo necesitas para aprender y por eso lo atraes de manera inconsciente o consciente. Proponte impedir que tu mente acepte y anide estados de No-Ser, vergüenza, culpa, apatía, rabia, miedo, pesimismo, preocupación, negatividad, reactividad, animalidad, orgullo…
Los Eventos de Destino como el que estamos experimentando realmente son un Catalizador de cambios interiores, yo los llamo ¨El Rayo Despendejador¨ porque siempre te sacan de la comodidad y el materialismo en que te encuentras, mirando lo que sucede afuera sin darte cuenta de que todo eso responde a tu propio estado interior. Afuera están los efectos en tu interior las causas. Y este Evento global nos hace recordar a todos que somos uno, que formamos parte de un Único Ser y que la cadena siempre se rompe por el más débil de sus eslabones. Por eso lo indicado es tener calma, permanecer en neutralidad entregando información clara, racional, lógica y eficiente para evitar la confusión. La manera de superar lo que sucede no está afuera sino adentro, en los confines de tu propia mente.
Fernando Malkun.
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