El compromiso de todos

La situación crítica y caótica del siglo anterior, trajo aparejadas – junto a las luchas sociales y las guerras ideológicas- muchas soluciones de emergencia para apalear las grandes crisis económicas, financieras e industriales. Estas soluciones (lejos de ser soluciones), atrajeron consecuencias inesperadas, no previstas y en muchos casos: pasadas por alto. En cada una de esas “soluciones” se pasó por alto el punto principal y más importante en una sociedad, el Ser. El ser humano como valor central. En una organización o una comunidad humana, lo importante es el Ser y su dignidad, muchos intereses predominaron hasta hoy por encima de este. Lo nacional, lo transnacional, el capital financiero y económico, la industria y la producción, siempre tuvieron mayor importancia a la hora de encontrar soluciones, como si las soluciones buscadas no se debieran a los conflictos y problemáticas nacidas en la sociedad y en el Ser mismo. De qué sirve acumular riquezas, industrias y producción, si el Ser vive en el hambre, la indigencia y alienado. Para encontrar soluciones adecuadas a los problemas sociales es necesario una nueva perspectiva. Una Visión Holística que tome en cuenta la situación del Ser Humano actual, sus causas y su interdependencia con el entorno y su medio. Estamos rumbo hacia un nuevo orden. Presenciamos el nacimiento de un nuevo mundo, donde está cambiando el sentido del flujo de poder entre las personas, entre padres e hijos, hombres y mujeres, médicos y pacientes, empleados y empleadores. En un mundo nuevo es indispensable una nueva política y en estos momentos prima la necesidad de una Política de Transformación. Poder, significa energía, sin energía no hay movimiento y sin movimiento no hay cambio ni transformación. Así como la transformación personal reviste de poder al individuo al poner de manifiesto su propia autoridad interna, la transformación social es el resultado de una reacción en cadena de cambios personales operados conjuntamente en el seno de la sociedad. Ciertamente hay círculos viciosos de privaciones y falta de oportunidades que justifican la impotencia de los individuos en la difícil tarea de realizarse.  Pero en el corazón mismo de la transformación social se está dando un cambio de paradigma, extensivo a convicciones y valores fundamentales subyacentes a la forma actual de la economía industrial. Para generar nuevos puestos de trabajo, no basta con planes sociales basados en el viejo paradigma y las viejas necesidades culturales. Es indispensable tomar en cuenta la situación del hombre actual y el nuevo marco sociocultural en el cual se desarrolla. Hoy no basta con una fuente de trabajo temporáneo, mal remunerado y escindida de la realización personal. Es necesario generar la autonomía en los individuos para la autorrealización en todos los planos de la vida. Para esto hay que crear las condiciones necesarias de oportunidades y acceso al mercado y a la inserción social. A primera vista, emprender una transformación social parece una ambición temeraria e incluso peligrosa para cualquier clase de grupo. Pero el trabajar en red permite otra flexibilidad y desliga de una responsabilidad personalista. Las redes son formas auto- organizativas que dejan a la vez espacio para la autonomía y para la interrelación. Son a la vez instrumentos de cambio social y modelos del nuevo paradigma político social y económico.  El poder está distribuido por todo el tejido social. Amplificado por las nuevas tecnologías comunicacionales, la red funciona como antídoto a la alienación individual. Ofrece al individuo apoyo emocional, intelectual, espiritual y económico. La red es plástica, flexible y coopera, no compite. La red nace desde las bases sociales, se auto-generan y se auto-organizan. Las redes son un impulso energético refrescante para el cambio social y a través de ellas se pueden gestionar y generar la inserción de los individuos a la sociedad como seres creativos y autónomos. Responsabilizándose ellos mismos del propio desarrollo y la realización personal en todas las áreas de la vida, a través de la participación, la cooperación y el desarrollo auto sustentable.  Para que esto se genere es necesario crear el marco propicio desde nuestra individualidad, pero como sujetos de una comunidad, porque en el bien común, el Ser, se realiza. Si perdemos la mirada del otro o la mirada sobre el entorno, el Ser se pierde. Sin principios universales y valores comunitarios, estamos perdiéndonos como especie. Ser Humano se ejerce.

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