La Lic. Teresa González es Psicóloga, con una vasta trayectoria en el tema de «dependencias».
A menudo nos ha escrito artículos sobre “Mujeres y hombres que aman demasiado”, es también autora del libro “Todos podemos cambiar”. La consultamos sobre “Dependencia emocional”, un tema difícil de afrontar, por su complejidad, ya que se trata de una ruta de doble vía. Una nota para reflexionar.
-¿Qué es la dependencia?
-La dependencia es un concepto amplio. Y hoy más que nunca estamos siendo “dependientes” por distintos factores. Esta dependencia puede manifestarse hacia otras personas o a sustancias (adicciones), hacia la comida, hacia la bebida, y hasta la tecnología. Es que el tema fundamental es que no podemos estar con nosotros mismos. No aprendimos a amarnos lo suficiente. Muchas veces adjudicamos a los demás virtudes y sentimientos que no tienen. Es como si inventáramos a alguien, al que le damos todo el poder, el poder de amarnos, el poder de contenernos, el poder de darnos “la felicidad” y obviamente esto origina dependencia, porque los únicos capaces de hacernos felices, si aprendemos esto, somos nosotros mismos.
-“Amar es dar lo que lo que no se tiene a quien no es” – es una frase de Lacan
-Es que cuando hablamos de dependencia emocional, no se trata en realidad de “amar a alguien”. Es transitar por una delgada línea entre: qué es amar y qué es necesitar. Cuando nos pasa esto no estamos amando, estamos necesitando a alguien que nos quiera, que nos elija, que nos complete.
-¿Cómo es la dependencia al alcohol, o estupefacientes?
-Es un mecanismo similar. El alcohol en este punto nos anestesia para que no tengamos sufrimiento. Hay momentos donde toda esta necesidad, esta falta, produce un “agujero emocional”, que necesitamos llenarlo con lo que sea. Muchas veces, lo vemos en personas que compran, compran, cosas innecesarias o cosas que después terminan arrumbando, pero que en “ese momento” producen un éxtasis.
– ¿Sucede dentro de algunas parejas?
-Sí, parejas y/o con otras personas o situaciones, pero dura poco porque cuando “eso” ya no lo tenemos por alguna razón, volvemos a conectarnos con ese agujero, que es el que tenemos que sanar realmente. Porque nunca nos ocupamos de nosotros, realmente, siempre estamos mirando para afuera, no queremos conectarnos con nosotros, tenemos miedo de que aparezca mucho dolor. En realidad el dolor aparece, cuando estamos dependiendo de alguien que parece que nos va a dar el oxígeno para seguir viviendo. Y muchas veces perdemos la dignidad, porque terminamos haciendo lo que el otro quiere que hagamos con tal de no perderl@. Y lo que en realidad perdemos es nuestra dignidad, nos sometemos, dejamos de ser quien somos, vamos perdiendo nuestra autoestima. Nada resolvemos de este modo, como el hámster, da vuelta y vuelta, pero siempre está en el mismo lugar.
– ¿Qué origina las dependencias?
-Muchas veces se originan en la niñez, y en algún momento hay que sanarlas. Un padre o una madre que no nos quiso o nos abandonó, o a lo mejor sí nos quería, pero no supo cómo darnos ese amor; o a lo mejor la necesidad que teníamos no la podían complacer, por lo que fuera; porque estaban trabajando, porque estaban más conectados entre sí que con los hijos, porque no se daban cuenta. Entonces en algún momento, si aparece una reflexión interna y profunda como: “Qué me está pasando?”; ahí se da el primer paso.
El segundo es pedir ayuda a un profesional. Juntos trabajaran en cómo construir esa nueva identidad, como sanar ese niño que está carente, que está necesitando, qué lo hace depender, es como el hambre, es hambre emocional.
-¿Podemos ser víctimas de un dependiente?
-En realidad, yo corregiría la palabra víctima, si bien termina siendo una víctima, porque muchas veces, el que termina siendo “víctima”, entre comillas, ha buscado ese lugar; porque esto es una avenida de doble mano. A veces ocurre que la persona necesitada genera y crea a alguien del cual depende y luego se transforma en víctima porque no es o no le da lo que necesita. Otras veces hay personas, hombres o mujeres manipuladores que ven a una persona frágil y se aprovechan de esas necesidades y transforman a ese necesitado en víctima.
La dependencia real, es una enfermedad crónica destructiva, que cada vez va en aumento y según qué situación sea, si es un amor adictivo, si es un tóxico, una droga.
-¿Cómo me doy cuenta de que necesito ayuda… es necesario tocar fondo?
-Bueno hay varias situaciones: cuando estar sin la otra persona o ese objeto nos hace sufrir, es el primer síntoma, el primer signo de alarma, que nos hace dar cuenta de que estamos dependiendo y nos está faltando el “suministro”. Hay situaciones muy graves, situaciones en que ni siquiera interesa la persona que acompaña, solo se necesita un otro que le hable, que le escuche, que esté pendiente y esa “otra persona” tiene todo el derecho a no estar pendiente. Ahí el dependiente seguro que se enferma psicológicamente y psíquicamente, es lo que llamamos abstinencia. Empiezan los latidos del corazón acelerados, muchos dejan de comer. Hay miles de situaciones, de las más livianas a las más graves, y es ahí cuando hay que pedir ayuda, solo no se puede, solo realmente no se puede.
Para contactarse con la Lic. Teresa González: licteresa_gonzalez@hotmail.com