Se acerca la última etapa del año, el Sol va completando un nuevo giro. Es momento de detenernos. Solo unos minutos para dejar soltar el ovillo de imágenes valiosas. Aquí y ahora visualicemos escenas transcurridas, oigamos voces que resuenan, respiremos profundo, percibamos aquellas cargas acumuladas, saboreemos los placeres vividos.
Es momento de situarnos como observadoras, observadores del trayecto recorrido, de identificar conflictos que aún laten, de reconocer transformaciones realizadas y reflexionar acerca de aquello que necesitamos modificar. Los auto reproches, las auto recriminaciones, lo único que hacen es generar sufrimiento, culpabilidad y eso condiciona la posibilidad de evolucionar.
Es necesaria la autoconfianza para avanzar hacia las transformaciones. La creencia en una misma, uno mismo, fortalece, mientras que la desconfianza nos debilita porque está “tomada” por el miedo.
Hay un constante piso de tranquilidad si cultivamos la autoconfianza, la aceptación de ciertos altibajos, de condicionantes y obstáculos que prueban nuestra tolerancia y paciencia. Por eso es importante que busquemos aquellos laberintos vividos con el propósito de delinear nuevos caminos posibles.
Convertirnos en observadoras u observadores de nuestro andar nos conecta con aquello que dio y da sentido a nuestra vida, con lo que nos mueve, con todas las dificultades que se nos presentan en nuestro intento de atravesarlo. Encontrarnos con momentos confusos nos da la posibilidad de adentrarnos en nuestras paradojas, y en lugar de enojarnos con el desorden, el caos, nos da permiso para penetrar en el movimiento de las transformaciones. Las revoluciones remueven estructuras, situaciones de confort que parecen acogedoras, sin embargo, a veces la comodidad es engañosa porque nos estanca y condiciona la evolución.
Cuando no mutamos nuestras intenciones se apoyan en ilusiones quizá poco probables de ser realizadas. Por todo esto, no le tengamos miedo a la exploración de nuestras paradojas, por el contrario, busquemos aquellas experiencias más complicadas para que hoy, en este momento de balance, tomen otro sentido.
Luego reservemos un espacio para reconectar con lo grato, ameno, vaciándonos de lo anterior. Respiremos profundo. Saboreémoslo en toda su intensidad para darnos vitalidad y continuar caminando con conciencia hacia más evoluciones.
Por Alejandra Brener
Terapeuta corporal bioenergetista
alejandrabrener@gmail.com
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