El maestro Stantideva en su libro Guía de las obras del Bodhisatva dice:
“No hay peor maldad que el odio
ni mejor virtud que la paciencia”.
Nosotros pensamos que nuestros enemigos son los demás, pero los enemigos externos solo son creados por la mente de odio. El odio es un engaño o perturbación mental, que destruye nuestra paz interior. Hay diferentes niveles de odio por ejemplo cuando estamos de mal humor o levemente irritados, o cuando estamos enojados o con un ataque de ira. No importa cuán suave o desmesurado sea nuestro odio, debemos saber que es muy destructivo. Si ponemos atención veremos cómo deteriora nuestras relaciones.
En el día a día vemos que nuestras prioridades, intereses y costumbres entran en conflicto con las de las personas con las que convivimos. Pasamos tanto tiempo juntos que conocemos bien los defectos del otro y nos resulta fácil criticarles y culparles de hacernos la vida insoportable. Así nuestras relaciones se deterioran y con el tiempo no terminamos una discusión que ya estamos empezando otra. Si queremos cambiar esta situación necesitamos aprender a controlar nuestro enojo y cultivar la paciencia.
En su libro Cómo solucionar nuestros problemas humanos, el venerable gueshe Kelsang Gyatso explica que la paciencia es la mente que acepta por completo y con alegría cualquier situación en la que nos encontremos. No se trata solo de mordernos la lengua y aguantar lo que nos caiga encima. Ser paciente es aceptar con sinceridad la situación sin pensar que debería ser de otro modo. Siempre es posible tener paciencia, no existe ninguna circunstancia tan adversa que no sea posible aceptarla con una mente apacible, abierta y flexible.
El maestro nos anima a llevar estas palabras al corazón e integrarlas en la vida cotidiana. Así gradualmente podremos ir cambiando nuestra mente y eso tendrá un impacto muy positivo en nuestras relaciones.
Guen Kelsang Rinchung
Maestra residente
Centro de meditación kadampa Argentina
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