El autismo es una afección multicausal. Factores medioambientales, la alimentación, patógenos, toxinas, entre otros pueden afectar a la persona con T.E.A.
En general los niños presentan síntomas gastrointestinales como constipación, inflamación intestinal, diarrea, flatulencias. Por eso la alimentación es muy importante en el tratamiento de niños autistas o con otros trastornos generalizados del desarrollo.
Una ingesta de alimentos que contienen aditivos (alimentos industrializados), azúcar, trigo (gluten) y lácteos (caseína), inflaman las paredes intestinales y favorece el crecimiento de patógenos (parásitos y hongos).
Al inflamarse el intestino se produce el “síndrome de intestino permeable o de intestino poroso”, y tiene como consecuencia, alteraciones en el sistema nervioso central. Como alteraciones en el sueño, irritabilidad, alteraciones en la conducta y aislamiento social (se produce un círculo vicioso: más comemos estos alimentos, más se reproducen los patógenos y se inflaman las paredes intestinales).
Las proteínas de los lácteos (la caseína) y del trigo (el gluten), contienen caseomorfina, y gluteomorfina, respectivamente. Estas son sustancias con actividad opiácea que pasan del intestino a la sangre, y llegan al cerebro donde afectan el desarrollo e impiden un comportamiento normal. Como los niños autistas viven bajo un cuadro de saturación de opiáceos, la eliminación de estas sustancias de la dieta mejorara su conducta y su intestino.
Por esta razón, corregir la permeabilidad del intestino es indispensable para evitar el pasaje de toxinas que dañan el sistema nervioso central y de ese modo poder mejorar el comportamiento, aprendizaje del niño, sueño, su manera de relacionarse, etc.
El gluten está en el trigo, cebada, centeno (la avena depende de la procedencia) que se encuentran en alimentos como panes, galletitas, harinas, pasteles, galletitas, masas, pizza, etc. y en alimentos comprados que tengan gluten.
La caseína está en los lácteos: leche, yogur, quesos, crema, manteca y productos comprados que tengan lácteos en sus ingredientes.
La caseomorfina como la gluteomorfina dan una falsa sensación de bienestar en el cuerpo, que lleva una dependencia de estos alimentos y se transforma en un círculo vicioso. Por eso al eliminarlos conviene hacerlo lentamente, igualmente no hay fórmulas, habrá que ver cada caso independientemente.
¿Cómo sustituir la leche?
Se pueden hacer jugos vegetales de almendra, de coco, de sésamo, de granos, etc. que son ricos en nutrientes.
Una preocupación es el tema del calcio. Este está presente en alimentos como las semillas de sésamo y chía, los frutos secos, granos integrales, verduras, etc. Si es necesario pueden añadirse suplementos nutricionales, para cubrir las necesidades del crecimiento, aunque si la dieta se realiza con un plan alimentario sano y nutritivo, con la dirección de profesionales que conocen el tema, no deberían haber carencias.
Todos los niños autistas que hacen la dieta sienten, en mayor o menor medida, una mejoría de la sintomatología: al mejorar la predisposición hacia el aprendizaje y dando al sistema nervioso los nutrientes necesarios, tienen mayor capacidad de concentración, de fijación de conceptos y aprenden más cosas en menos tiempo.
Hay que tener en cuenta que los primeros meses pueden ser difíciles y no todos los niños mejoran en igual tiempo, por lo que hay que adaptarse a su evolución.
Muchas veces los padres se desaniman: sin embargo, una vez que se supera y se realiza la adaptación alimentaria se percibe la diferencia, y eso da fuerzas para continuar.
¿Qué alimentos podemos incluir en una alimentación sin gluten, caseína, azúcar ni aditivos?
Antes de incorporar los alimentos nuevos, tener en cuenta los síntomas gastrointestinales del niño y si tiene alergias a alimentarias. Si tiene el intestino inflamado y alergias alimentarias, hay que adaptar el plan de alimentación (formas de preparación, recetas, etc.)
Los siguientes son alimentos libres de gluten y caseína:
– Cereales y pseudo cereales: arroz yamaní, quínoa, amaranto, mijo pelado, trigo sarraceno.
– Legumbres: lentejas, porotos, garbanzos, arvejas.
– Semillas: chía, lino, zapallo, girasol, sésamo.
– Frutas secas: almendras, avellanas, castañas, nueces.
– Todas las verduras y las frutas.
– Cacao, algarroba.
Tener en cuenta las alergias alimentarias. Siempre consultar con un profesional especializado en el tema y adaptar la alimentación a cada caso individualmente<
Lic. María Müller y Dra. Elba Albertinazzi
Asoc. Arg. de Médicos Naturistas
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/Maria Muller Nutrición Natural
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