Suben las temperaturas, el Sol se siente más fuerte y todo a nuestro alrededor amenaza con dejar nuestra piel seca y lastimada.
Es por eso que es importante que sepamos cómo cuidarnos de la exposición solar y de sus consecuencias.
Protectores solares: lo más conocido a la hora de protegernos la piel, aunque probablemente ya lo hayas escuchado mil veces. Sin embargo, nunca está de más resaltar su uso diario en todas las áreas que estarán expuestas al sol. Si bien es una rutina quizá un poco aburrida, es necesario realizarla día a día, no solamente aquellos en lo que iremos a tomar sol a algún lugar específico. La mejor manera de que su efecto sea el esperado es aplicarlo 15 minutos antes de la exposición al Sol y repetirlo cada 2 horas, aun cuando cada factor representa el tiempo de protección que ofrece el producto (Ejemplo: factor 15, una hora y media de protección; factor 50, cinco horas). El FPS depende del tipo de piel de cada persona, cuanto más blanca, más alto será el recomendado. Aún así, siempre es mejor usar mínimo FPS 15 y cuánto más alto, mejor. Más aún para las personitas más pequeñas.
Ropa adecuada: esto muchas veces, por las altas temperaturas, es difícil de mantenerlo. Sin embargo, sería recomendable utilizar ropa liviana que cubra la mayor parte del cuerpo de la acción directa del Sol. Asimismo, hay que prestar especial atención a no utilizar ropa o zapatos con materiales que puedan producirnos hongos o causarnos heridas o alergias. Claro que proteger nuestra cabeza y ojos co sombreros y anteojos también servirá para cuidarnos.
Horas para tomar sol: si sos de las personas a las que les gusta tomarse un rato del día para tostar tu piel, tené en cuenta que no cualquier horario es recomendable para esto. Desde las 10 de la mañana hasta las 16 horas el lugar que ocupa el Sol en el cielo es el más peligroso para quedarnos expuestos directamente a sus fuertes rayos.
Hidratación: aunque este es un consejo ideal para seguir todo el año y que lo escuchamos o leemos para diferentes motivos, tomar mucho agua, va a lograr que nuestra piel esté hidratada y así se verá y estará más tersa. Si te interesa mantenerla hidratada también por fuera, se puede usar algún spray natural de naranja y limón, o pepino que será refrescante. Para elegirlo, fijate que tenga propiedades hidratantes y emolientes y que sea lo más natural posible. Adiós a las gaseosas: estas bebidas no son buenas nunca para nuestro organismo y quizá esta época del año sea la indicada para darnos ese empujón que necesitamos para dejarlas de lado. Éstas son una de las responsables de la aparición de celulitis y deshidratación de nuestro cutis.
Vigilar tu piel: si ves que aparece algún cambio en tu piel en la textura, en el color, manchas, lunares anormales, es importante que concurras a ver a un médico.
Alimentarnos bien: claro que el factor 3-2-1 VERANO!!! alimentación es primordial para poder cuidarnos. Consumir moderadamente carne y priorizar frutas y verduras, comidas ricas en vitaminas y antioxidantes para darle a nuestro cuerpo las armas para atravesar el calor y sus efectos. Los diferentes antioxidantes lograrán evitar la degeneración celular y ayudarán a regenerar cicatrices y acné, contribuyendo también el flujo sanguíneo. Alimentos como aceites, frutos secos, pescados, camarones, brócoli, espinaca, espárragos, tomate y zanahoria, son algunos ejemplos especiales para nuestra dieta de verano.
Dormir bien: cuando dormimos, nuestras células se producen y recuperan su fuerza, por lo que es muy importante para tener una piel en buen estado, mantener una buena cantidad de horas de sueño.
Cuidado con el cloro: el cloro también es un peligroso enemigo de nuestra piel. Luego de estar en contacto con agua con cloro debemos realizar una ducha para hidratar la piel y quitar los residuos que el cloro puede haber dejado.
Por otro lado, desarrollada en Australia hace casi dos décadas, se popularizó la ropa con factor de protección ultravioleta. El Factor de Protección Ultravioleta (FPU) mide la protección que ofrece una tela a tu piel frente a los rayos del Sol. Es similar al FPS que vemos en las cremas solares pero para la ropa. La FPU que puede proporcionar la ropa tiene que ver con varios factores como: tipo de tejido, porosidad, peso y grosor, color, estiramiento del tejido, la presencia de tintes. La mayoría de las prendas que tienen FPU se fabrican con telas de baja calidad, sin embargo, logran el factor de protección a través del uso de productos químicos como el TITANIO. Es importante aclarar que no todas las marcas realizan este procedimiento y para saber cuál elegir, debemos optar por observar aquellas que tengan el sello de OEKO TEX Standard 100, que certifica la calidad de los textiles, libres de sustancias nocivas. Si bien, los protectores en crema sirven igual, la mayor parte de la gente no lo utiliza de manera correcta (como se explicó antes), por lo que la ropa con FPU es una alternativa interesante y muy efectiva para cuidarnos de los rayos fuer- tes del Sol, sobre todo para los niños y las niñas de la familia. Para finalizar entonces, repasemos los NUNCA del verano: Nunca… salgas sin protección a la calle, sea ropa con FPU, ropa que cubra la piel, crema protectora, anteojos, sobreros y/o lo que se te ocurra. Nunca… te mojes con una remera simple de algodón ya que esto, aunque creamos que es mejor, la humedad de la ropa atrae más los rayos. Nunca… te olvides de llevar una botella de agua fría, o de comprar y mantenerte bien hidratada. Nunca… te expongas directamente al Sol en los horarios donde los rayos son más fuertes. Nunca subestimes los efectos del Sol sobre nuestro cuerpo, pueden ser muy peligrosos.
Gisela Medrano
CONVIVIR