Estamos transitando una época en donde la dualidad, una de las formas de categorizar la manifestación de la energía, esta exacerbada. Nuestra percepción de este mundo y la vida, en general es dual y de manera opuesta.
Se trata de “esto o aquello”, “bueno o malo” de modo tajante y excluyente. Es una de las características de occidente que, en general, define lo yang como positivo y lo yin como negativo producto de pautas culturales y religiosas, construyendo estereotipos rígidos y desfasados de la realidad.
Lo que sucede en realidad es que el conocido símbolo del yin-yang habla de una relatividad de opuestos complementarios. Siempre algo es yin o yang, en relación a otra cosa, nunca de manera absoluta, nada hay totalmente yin o yang. Las características que definen a una de las partes son en relación a la otra y viceversa
Al mismo tiempo el mencionado símbolo plantea otra situación; en cada sector graficado como mayoritariamente blanco, yang, o negro, yin, hay una pequeña fracción del opuesto. Esto significa que cada parte contiene a su opuesto como elemento constitutivo en sí misma. Por lo tanto la expresión “esto o aquello” debe transmutar hacia “esto y aquello”.
La energía yang no es privativa de lo masculino, así como la yin no es exclusiva de lo femenino. La mujer y el hombre están constituidos por ambas energías, axiomáticamente el hombre es yang y la mujer es yin.
Filosóficamente se dice que el yang protege al yin, y el yin retiene al yang.
Este principio se plasma en cada persona manifestándose, por ejemplo, en la salud. La energía yang es volátil, el yin evita que se disipe, ambas son interdependientes.
Desde la óptica de las energías yin y yang, se categorizan cinco tipos humanos. El tipo excesivamente yin: se caracterizan por no manifestarse abiertamente siendo extremadamente corteses, inclinándose ante todo el mundo.
El tipo medianamente yin: tiene un aire distante, tiende a la envidia, no puede quedarse tranquilo, camina siempre con la cabeza baja.
El tipo excesivamente yang: es presuntuoso, arrogante, su parte superior y la cabeza está echada hacia atrás.
El tipo medianamente yang: es la persona que suele mostrar más de lo que es. Le gusta moverse y cuando camina mueve presumidamente los brazos.
El tipo equilibrado en el yin-yang: tienen una constitución física y psíquica equilibradas, son corteses, humildes, alegres y de mirada clara y dulce.
Esta breve y resumida descripción puede aclarar, en parte, algunos de los componentes que intervienen en los sucesos, eventos y relaciones entre las personas, y la posibilidad de aspirar a una situación equilibrada, más en estos momentos en que la regla son los extremos<
Roberto Poti
CONVIVIR
Maestro en Artes Marciales, Taichí,
investigador en filosofías orientales.
potiroberto@gmail.com