Tomarnos algunos minutos para reflexionar sobre los temas del título, no viene mal.
Podríamos comenzar así, formularnos la pregunta e investigar cuál sentimos será la respuesta, ahí vamos:
¿El Ser que nos dio vida, nuestro Creador, nos
quiere libres?…
Y continuamos:
¿Cómo imagino yo que funciona el libre albedrío?
¿Cómo y cuándo hago uso de mi libre albedrío?…
Y avanzamos:
¿Cuál sería la voluntad de Dios?
Podríamos buscar en nuestras vidas unos ejemplos sobre cuándo manifestamos nuestra voluntad, y cuándo la voluntad divina. Y también reflexionar sobre la responsabilidad:
Que ser responsable es asumir un compromiso, pensemos en las personas que están bajo nuestra responsabilidad y en aquellos que en algún momento fueron responsables por nuestras vidas. Podríamos agradecerles a todos, porque nos dan la
oportunidad de ejercer nuestra libertad de distintas maneras.
Y saber que, aunque no estemos cómodos con nuestra vida actual, siempre es el resultado de lo que elegimos. Aceptar que a veces no conocemos las causas por las que las cosas suceden como suceden, pero que SIEMPRE, mediante la libertad y
el compromiso, tenemos la posibilidad de mejorar.
A ponerse las pilas
Si abrió, cierre.
Si encendió, apague.
Si conectó, desconecte.
Si desordenó, ordene.
Si ensució, limpie.
Si rompió, arregle.
Si no sabe arreglar, busque al que sepa.
Si no sabe qué decir, cállese.
Si debe usar algo que no le pertenece, pida permiso.
Si le prestaron, devuelva.
Si no sabe cómo funciona, no lo toque.
Si es gratis, no lo desperdicie.
Si no es asunto suyo, no se entrometa.
Si no sabe hacerlo mejor, no critique.
Si no puede ayudar, no moleste.
Si prometió, cumpla.
Si ofendió, discúlpese.
Si no sabe, no opine.
Si opinó, hágase cargo.
Si algo le sirve, trátelo con cariño.
Si no puede hacer lo que quiere,
trate de querer lo que hace.
M.S.F