Nuestra elección crea valor o pérdida del mismo

Quizás lo único importante de verdad en esta vida sea nuestra capacidad de elección, sin embargo, no la ejercemos y por lo tanto no tenemos el poder de nuestras vidas y desconocemos lo que es la libertad al delegar constantemente nuestras decisiones en otros. Ya sea en religiosos, hombres de ciencia, políticos, economistas, consejeros, publicistas, medios de comunicación, ideologías, creencias, dogmas, grupos de sociópatas, sectas, redes sociales o la Inteligencia Artificial, cuando lo hacemos entregamos nuestro poder personal y nuestra libertad.
Permitimos que otros nos adoctrinen y programen a través de variados mecanismos de control, de ingeniería social y psicología de masas, para manipular colectivamente nuestra voluntad y libertad de elección. Somos condicionados y formateados a través de críticos y formadores de opinión, que no son otra cosa que sofistas de la oratoria, alcahuetes y sicarios de opinión a sueldo, que están programados para formatear nuestras necesidades y deseos, nuestros gustos y nuestras opiniones sin ninguna ética o leyes ni regulaciones que nos resguarden de la manipulación colectiva.
Al delegar nuestro verdadero poder real, condicionados por nuestra esclavitud a una creencia, dogma o régimen, quedamos en una situación muy desventajosa para la supervivencia. En nuestro estado de indefensión no somos conscientes de que dejamos de consumir lo que nos conviene y pasamos a consumir lo que le conviene a otros. En vez de consumir buenos alimentos saludables, nos llenamos de químicos adictivos para consumir más y más de lo mismo, siendo estafados en nuestra economía, en nuestra confianza y en nuestra salud y la de toda nuestra familia y comunidad.
Nos llenamos de comida chatarra con pocos nutrientes y una alta carga tóxica, deteriorando nuestra salud física y neurológica, recurriendo a un sistema de salud que nos tiene preparado más de lo mismo. En estado de shock asumimos diagnósticos genéricos de diccionarios mientras nos llenan de químicos tóxicos de por vida. No consumimos remedios naturales que nos devuelven la salud, si no drogas de diseño que nos enajenan cada vez más de nuestra humanidad.
Asumimos la crónica salud como crítica y comenzamos la búsqueda de placebos que oculten los síntomas visibles de nuestro deterioro, para llenarnos de cosméticos sintéticos y artificiales, para caer por tercera vez en la misma estafa. Nos “empetrolamos” por voluntad propia, ya que más del 95% de los cosméticos están hechos con derivados del petróleo.  No consumimos cosméticos que nutren nuestra piel, la protegen y la previenen contra las inclemencias del clima y de una vida tóxica y profundamente contaminada de la raíz a sus frutos, sino que nos enmascaramos con fórmulas de diseño aplicadas por piel. Somos estafados. 
Toda esta industria de comida chatarra, cosmética y fármacos chatarra, También generan en su industria tóxica y depredadora, la contaminación del planeta. La tierra, el aire y todos los ríos del mundo y sus mares están sufriendo las secuelas. Con cada elección de consumo no consciente, estamos condenando al planeta, a su devastación de toda la flora y fauna en este mundo.
Los humanos responsabilizamos de todo, a los humanos y no a la deshumanización provocada. La pérdida del poder de elección nos deshumaniza perdiendo la esencia de Ser Humanos, nuestro Libre Albedrío. Esto nos convierte en monstruos o híbridos, en entes o en zombis pero no en humanos. Nuestra elección manipulada generalmente es en contra nuestro y de nuestro entorno. El consumo responsable y consciente genera valor para mi vida, la de mi familia y la de mi comunidad. Recuperemos el poder y la libertad de elección.

Por Ignacio Conde
iconde@fyn5.com

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