Nikola Tesla pionero del futuro

Pocas personas actualmente han oído hablar o saben quién fue, a mi juicio, uno de los genios más grandes de la historia de la humanidad: Nikola Tesla. Nació en Smiljan (Croacia) en 1856, murió en Nueva York (EE.UU.) en 1943. Es difícil describir a una figura irrepetible como ésta, empezaré diciendo que Tesla inventó la CORRIENTE ALTERNA y el MOTOR DE INDUCCION ELECTROMAGNETICA, y fue el primero en alimentar a una población con fluido eléctrico alterno, procedente de la central hidroeléctrica de las cataratas del Niágara (también diseñada por él, y actualmente sigue en funcionamiento). Sus investigaciones abarcaron casi todos los campos: termodinámica, radiaciones, energía solar, rayos X y cósmicos, fotografía, fluorescencia, automática, robótica, electromagnetismo… Fue el verdadero inventor de la RADIO. Marconi se apropiaría de la idea básica de Tesla, los dos circuitos acoplados en resonancia; Tesla, solo, no pudo luchar contra Marconi y Edison, cabezas de una de las empresas más poderosas e influyentes en aquel entonces (y ahora) del mundo: la General Electric, si bien, la Corte Suprema americana le dio la razón al genio de origen yugoslavo, la gloria (y el dinero) se la llevó el italiano.

Tesla ya habló hace ¡cien años! de la televisión, los satélites artificiales, la conquista del espacio… su sueño era comunicar a todos los habitantes del planeta, e incluso darles energía ¡gratis! para ello construyó la Wardenclyffe Tower, cerca de Nueva York.

En su laboratorio de Colorado Springs, Tesla hizo una serie de experimentos y descubrimientos que, hoy día, continúan asombrando a los expertos. Por ejemplo, un día captó unas ondas de radio procedentes del espacio; al parecer, de alguna estrella o galaxia, convirtiéndose en pionero de una de las disciplinas que cada

día aporta nuevos datos y sensa-

cionales descubrimientos sobre el Universo: la Radiastronomía. Pero hay otros fantásticas invenciones que poca gente conoce, y, según muchos testigos, Tesla fue capaz de llevarlas a cabo.

«EL MAGNIFICO TRANSMISOR»

Inventó un sistema de transmisión de energía inalámbrica, digo bien, de energía. En sus experimentos de transmisión de energía sin cables, fue capaz de encender una ristra de 200 lámparas de incandescencia de 50 vatios a ¡26 millas! (casi 42 kilómetros) de distancia de su estación, si bien, el propio Tesla escribió que hubo observado que las señales se podían transmitir hasta una distancia de 600 millas (960 km). Aparte del motor eléctrico de inducción, diseñó una turbina con un rendimiento del 60 %, frente a las demás, que apenas llegan al 40 %. Investigadores actuales han confirmado este dato; la diferencia revolucionaria de la turbina Tesla estriba en que el fluido trabaja en régimen laminar, mientras que las otras lo hacen en régimen turbulento, de ahí las menores pérdidas y diferencia espectacular de rendimiento de aquella frente a las turbinas convencionales. Otra particularidad de dicha turbina es su ausencia de hélices; en su lugar, tiene una serie de discos metálicos muy finos, separados entre sí escasamente, para crear un flujo laminar y minimizar las pérdidas por rozamiento. Tesla nunca pudo comercializarlas, ya que los discos, al ser tan finos, se deformaban con mucha frecuencia, y en aquella época, no pudo disponer de nuestras ligeras y resistentes aleaciones de titanio, aluminio, etc. A mediados de los 90 del pasado siglo, inventó un robot sumergible controlado a distancia . También construyó un motor de energía solar, diseñó un sistema de propulsión iónico, e investigó sobre vibraciones, y el primero en poner en práctica el fenómeno de «resonancia» postulado por Lord Kelvin. ¿Qué hubiera podido diseñar Tesla si hubiera disfrutado de nuestra actual tecnología? No me lo puedo ni imaginar.

EL PROYECTO «HAARP»

Los asombrosos descubrimientos de Tesla también se estarían usando con fines militares. Según parece, el proyecto HAARP (High Frecuency Active Auroral Research Program) o también llamado por algunos científicos «Arpa del Diablo» (Harp significa arpa en inglés), por el que, a través de potentes ondas electromagnéticas escalares (no herzianas) emitidas desde grandes antenas ubicadas en Alaska, los norteamericanos, reflejando dichas ondas en la ionosfera, podrían ser capaces de alterar el clima, e incluso, de afectar al cerebro humano. Esa modificación podría causar graves alteraciones en el globo terráqueo como inundaciones tras años de rigurosa sequía, nevadas en verano, temperaturas de 30 º o más en invierno en algunos días, terremotos, etc., así como  la muerte de cientos de cetáceos que desorientados quedan varados en las costas (dichos cetáceos se orientan mediante ondas de baja frecuencia, igual que las ondas que usa el HAARP). La cuestión no es sencilla…diré otro dato ya conocido, cuando Tesla murió, agentes federales del gobierno estadounidense confiscaron sus archivos y carpetas con todos sus inventos, patentes y demás descubrimientos de toda su vida, y fueron declarados como documentación secreta y de grave riesgo para la seguridad nacional. Dicha documentación sigue sin ser pública. Parte de este legado está depositado en el Museo Tesla de Belgrado, pero es la parte a mi juicio menos importante, y que no tiene aplicación militar, obviamente.

Por Daniel Pérez

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