Los Mayas encuentran los equinoccios, 2 únicos días de equidad al año en que la duración del día y la noche son iguales. Los solsticios 4 únicos días al año en que el sol sale exactamente en el mismo sitio del día anterior, se queda quieto, los otros 363 días siempre sale más adelante que el día anterior, avanza en su recorrido por la eclíptica. Entre el equinoccio de verano el 21 y 22 de marzo, el solsticio de verano el 20 y 21 de junio, el equinoccio de invierno el 22 y 23 de septiembre y el solsticio de invierno el 21 y 22 de diciembre se encuentran las 4 esquinas del espacio Maya. Esquinas que definen las 4 estaciones climáticas del planeta, que cambian fundamentalmente la radiación recibida por el sol, acelerando o retardando el crecimiento de todos los seres. Primavera, verano, otoño e invierno, la manifestación más evidente de la incidencia de la energía del sol sobre la vida en nuestro planeta. Pero los Mayas se dieron cuenta que no todas las cosas tienen las mismas propiedades a pesar de estar todas expuestas a la misma luz del sol. Encontraron que el sol no es la única influencia energética. La luna refleja la luz del sol influencian- do con su fuerza de atracción todos los fluidos en el planeta, levanta las aguas del planeta y las vuelve a bajar suave- mente. Se dieron cuenta que sus fases actúan sobre los estados de crecimiento. Encontraron que todos los planetas con sus movimientos tienen influencia sobre nosotros, toman la energía que necesitan del sol e irradian el sobrante hacia el espacio. Como una piedra que expuesta al sol irradia calor a su alrededor. Es decir las posiciones relativas de los planetas son muy importantes, provocan el día y la noche, la marea alta y baja, las épocas del año, las tormentas húmedas, la temperatura de la tierra, las aguas dulces y saladas. El sistema solar en su elíptica de 26.000 años que lo aleja y lo acerca al centro de la galaxia, gira alre- dedor de Alcyone, el sol central de la constelación de las pléyades. Este movimiento es conocido por nues- tros científicos con el nombre de la pre- cesión de los equinoccios. Esta constela- ción es de suma importancia para los Mayas, inclusive una de sus estrellas lleva su nombre. En la mitología griega las Pléyades eran siete hermanas hijas de Atlas y Pleione, de las que se enamoró Orión, el cazador gigante que vivía persiguiéndolas. Se llamaban Maia, Merope, Electra, Tayge- ta, Celaeno, Asterope y Sterope. Zeús para ayudarlas a escapar las convierte en palomas. Vuelan a convertirse en el con- junto de estrellas de la constelación de Tauro el toro. Los Mayas encontraron en sus estudios que existen unos campos energéticos alrededor de todos los seres vivos, que son afectados por estos ciclos de energía en movimiento. El hombre Maya abre su mente al cosmos y conecta su corazón desde la tierra con nuestro Sol y de ahí con alción en las Pléyades, para llegar a Hunab-Ku en el centro de la galaxia. Así se mueve la energía conscientemente. Los Mayas también encontraron que hay sitios geográficos que facilitan la conexión consciente con el universo, donde se mueven vórtices de energía. Hoy pode- mos verificar que en todos los cuerpos esféricos planetarios entre los 19 y 20 º de latitud sur y norte, se manifiesta en el plano físico un fenómeno que expresa el movimiento de la energía. Miremos la Luna a los 19.5º Sur en la cara oculta aparece, una extrusión de lava llamada Mare Tsiolkovski, en su parte superior, está el Mare moscovien- se. En el Sol la mayor cantidad de explosiones o manchas solares en la corona, se manifiesta a los 20º de lati- tud sur como en esta foto y a los 20º norte. Marte tiene el volcán Olympus, el más grande del sistema solar a 19.3º latitud norte. Venus tiene los volcanes activos Alpha & Regio a los 19.5º. El gran punto rojo de Júpiter está a los 19.5º latitud sur. En Saturno la nave Voyager tomó unas fotografías de las nubes en movimiento y su movimiento más fuerte se encuentra a los 19.5º norte y sur. En Neptuno se encontró un punto oscuro a los 19.5º latitud sur. La tierra tiene el volcán más activo del planeta el Mauna Kea en Hawái a los 19.5º de latitud norte. ¿Casualidades? Valdría la pena investigar las teorías al respecto de Richard Hoagland y su hipótesis de Cydonia. Miremos el sitio donde vivieron los Mayas en nuestro planeta y analicemos geométricamente al planeta. Un cuadra- do contiene la esfera, colocamos una línea sobre el Ecuador a los 0º y otra vertical a los 90º de longitud. Contenga- mos el cuadrado en otra circunferencia, si dibujamos dos triángulo equiláteros veremos que sus bases se encontrarán a 19.5º de latitud sur y norte.
Fernando Malkún
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