La Bondad o maldad que captura

Una familia que cría a su hija o hijo con determinadas expectativas gesta los cimientos de una niña o niño “buena o malo” que, ingenuamente y, de manera inconsciente, vive capturado. Esto sucede porque el campo afectivo se erige bajo principios morales que van acorazando el libre albedrío. ¿Cómo se instala este mecanismo limitante? Se domestican creencias, modos de actuar reprimiendo lo que está mal y alabando lo que está bien. Quien padece esta disfuncionalidad vive con un hambre voraz por buscar su propia naturaleza, pero como está tan amarrado a ese sistema, no puede avanzar hacia esa parte purísima de sí.  Lo alarmante sucede cuando estos principios morales, se reproducen de generación en generación y se asientan durante muchos años. Los dogmas, los mensajes contradictorios o ambivalentes, confunden, cultivan miedos, represiones y dejan a las personas sin recursos para acceder a sus auténticas preferencias. Pensamientos como ¿dejarán de quererme si actúo o pienso de otra manera? son propios de este mecanismo de captura. Las adultas y adultos que inhiben la posibilidad de elegir de manera incondicional crean aridez creativa y un cotidiano de obstinado inconformismo. La buena noticia es que tomar conciencia de esta realidad habilita a comprender que todos somos artistas de la vida y tenemos la posibilidad de creer y crear nuestro camino, no reproducirlo.  Las opciones están disponibles y, aunque en el pasado, las elegidas hayan sido condenadas, ellas continúan allí a la espera de ser pensadas, sentidas y actuadas.  Quienes se sientan identificados con la sensación de ser “buenas o buenos hijos” o quienes fueron tildados de “malos” por no acatar los principios familiares, invito a revisar cuáles fueron las frases, juicios, calificaciones, halagos que influenciaron sus elecciones, qué aspectos, hitos, hechos, situaciones restringieron alternativas personales no aceptadas y de qué modo influenciaron sus decisiones.  Es un ejercicio que merece templanza y auto compasión para poder ir develando los hilos de telaraña que dejaron adheridos a esa trama. Siempre se está a tiempo de re-entramar y recuperar otro modo de vincularse con los otros y/o consigo. 

Por Alejandra Brener/Terapeuta corporal bioenergetista
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