¿Alguna vez viste “Cosmos”? Una serie donde capítulo a capítulo se van descifrando los secretos de nuestra historia y creación de la de la Tierra. Y de eso habla el capítulo 7 de “Cosmos: Una Odisea Espacio -Tiempo”. En este capítulo se repasa la vida de Clair Pattenson, un geoquímico que descubrió la edad de la Tierra por primera vez, pero en el camino de revelarla, encontró una gran amenaza: la contaminación por plomo, un problema muy grave y letal.
Como no podía ser de otra manera, la industria estuvo en contra de los descubrimientos que Patterson realizaba sobre el efecto nocivo del plomo en los humanos y los niveles de este material en la superficie.
Pero veamos dónde empezó todo. La mayor parte del plomo de la Tierra inició a una distancia muy segura para los seres vivos, bajo la superficie. Sin embargo, hace unos cuantos años atrás, los humanos empezaron a descubrir cómo cavar la tierra y extraer los materiales de ella. Así, los romanos utilizaban toneladas enormes de plomo para todo lo que hicieran. ¿Por qué lo usaban aun notando el daño que causaba? Porque era barato, muy maleable, fácil de trabajarlo y quienes lo utilizaban eran consideraros prescindibles: esclavos.
Patterson, en su afán por saber la edad verdadera de la Tierra, no sólo se topó con ella, sino que descubrió que la gran mayoría de los combustibles contenían plomo y que éste era expulsado a través de ellos al medio ambiente. Contaminando así, todo a su paso.
Claro que la industria que empleaba este metal para combustibles, aerosoles y algunos otros elementos, veían que sus empleados poco a poco iban volviéndose locos, llegando algunos, incluso, a suicidarse. Sabían que causaba daño cerebral, conducta violenta e incluso la muerte. Es por eso que necesitaban que la repercusión del plomo sobre la salud humana sea vista de otra manera, se creyera que no había ninguna evidencia de que tuviera efectos nocivos para la humanidad. Así fue que contrataron a Kehoe, un científico que testificó lo que se necesitaba: el plomo era natural y, si bien podía tener algún efecto sobre el cuerpo humano esto no suponía una amenaza, no había de qué preocuparse. Durante años, esto no se cuestionó.
No contaban entonces con que Patterson continuaría su búsqueda para hallar el motivo de la cantidad excesiva de plomo que notaba en la superficie de la Tierra, a gran diferencia de la que descubría en las capas más profundas donde el nivel de plomo era muy inferior y encontraría que la causa, era esa masividad de productos realizados con plomo.
Pero… ¿Por qué este elemento es tan venenoso para nosotros? Porque al ingresar en nuestro cuerpo, imita a otros metales como el zinc y el hierro que nuestras células necesitan para crecer y prosperar. Así, el plomo engaña a las enzimas en las células, pero al no poder realmente satisfacer las necesidades vitales de ellas, las mata. También, este mortal elemento cierra el paso a los neurotransmisores, la red de comunicación entre las células, y así se interfieren los receptores moleculares, los cuales son vitales para la memoria y el aprendizaje. Esto es especialmente perjudicial para los niños, sin embargo, no hay edad para el envenenamiento por plomo.
Así es que Patterson luchó contra la industria para sacar el plomo de los productos de consumo durante 20 años, hasta que por fin lo consiguió. Y de esta manera, el hombre que descubrió la edad de la Tierra fue también el protagonista de una las victorias más importantes de la salud pública en el Siglo XX.
En pocos años, los niveles “de plomo en sangre” en los niños, descendió en un casi 75%. En la actualidad ya no hay dudas: no existe ningún nivel de este elemento que no sea tóxico para la vida humana, sea tan bajo como sea.
A pesar de todo esto, hay usos especiales del plomo que lo hacen difícilmente sustituible como por ejemplo baterías por automoción, tracción, industriales, protección contra radiaciones de todo tipo y contra humedad, vidrios especiales, soldaduras. Y como si esto fuera poco, el plomo es un elemento muy abundante en la Tierra que se encuentra en el agua, el aire, el suelo, plantas y animales. Sus fuentes naturales son la erosión del suelo, el desgaste de los depósitos de plomo y las emanaciones volcánicas. Y de esta manera pueden entrar en el cuerpo humano. ¿Cómo? A través de comidas como frutas, vegetales, carnes, mariscos, refrescos y vino, del agua y del mismo aire. Incluso el humo del cigarrillo contiene pequeñas cantidades de plomo.
Por todo esto, y sobre todo por ser un elemento natural, el plomo no puede ser eliminado totalmente de la Tierra. Sin embargo, gracias a la prohibición que logró Patterson varios años atrás, de productos que contenían plomo, el nivel de envenenamiento causado por éste disminuyó notablemente. Una vez más nos toca agradecerle a un científico apasionado, que con su obstinación y tenacidad logró vencer a la industria del plomo.
¡AH! Y si no conocés “Cosmos”, te la recomiendo…
Gisela Medrano /CONVIVIR