Educame que no es poco

Hay un tema que me viene dando vueltas en la cabeza: La inteligencia Emocional ¿Cómo es que llegamos a adultos sin desarrollarla?  A veces creo que muchas de las situaciones que afrontamos en la vida adulta serían muy diferentes de haber ejercitado nuestra inteligencia emocional desde pequeños. Eso me lleva a cuestionarme por qué su desarrollo no está dentro del marco de la educación formal.

Las inteligencias

Hace no muchos años atrás, un psicólogo de la universidad de Harvard desafió al paradigma de la inteligencia única planteando una teoría de inteligencias múltiples. Howard Gardner propuso que existen al menos 8 tipos de inteligencia diferentes (lingüística, lógico-matemática, corporal-cinestésica, musical, espacial, interpersonal, intrapersonal y naturalista), aunque no se descarta que se puedan sumar más en el futuro.

¿Qué quiere decir esto? Puede ser que a nuestros hijos le vaya mal en todas las materias del colegio y eso los haga sentir como si no fueran inteligentes (la matemática sobre todo parecería tener ese estigma), cuando en realidad pueden tener innatas otras inteligencias que son tan importantes como las “convencionales”. Si tomamos como ejemplo a Maradona, podemos decir que tiene gran inteligencia corporal-cinestésica, en cambio Mahatma Gandhi no se destaca por la misma, pero denota gran inteligencia interpersonal e intrapersonal.

Dentro del marco de la teoría de Gardner podríamos decir que las inteligencias que componen la inteligencia emocional serían la interpersonal e intrapersonal. La inteligencia intrapersonal es nuestra habilidad de conocernos a nosotros mismos, intervenir sobre nuestra mente y regular nuestras emociones. Está relacionada con nuestra manera de sentir, pensar y actuar. En cambio, la inteligencia intrapersonal refiere a nuestra capacidad de empatizar con otras personas. Con esta inteligencia podemos detectar y entender las circunstancias y problemas de los demás.

Complementar la educación formal

Si bien en el jardín de infantes se trabaja el vínculo y la apertura de los niños con sus pares. Parecería ser que luego pasa al olvido. La educación formal no parece haber tenido grandes cambios en las últimas décadas o al menos esa es la percepción general que tengo luego de haber hablado con varias madres y maestras de mi entorno, incluso una de las ellas me sugirió la necesidad de educación emocional para el chat de mamis (todavía me sigo riendo, con un dejo de tristeza).

Para brindarles una educación integral de nuestros hijos debemos tener iniciativa propia y complementar la educación formal. Educar con el ejemplo es la herramienta más valiosa que tenemos, por eso es importante desarrollar nuestra inteligencia emocional: Poder reconocer nuestros sentimientos y los ajenos, manejar de manera positiva nuestras emociones, sobre todo aquellas que tienen que ver con las relaciones humanas.

Podemos concluir con que hay esperanza (siempre la hay). La educación emocional es algo continuo que, en mi opinión, debe empezar desde temprana edad y continuar a lo largo de toda nuestra vida. Por lo tanto debe tener un acompañamiento desde lo académico y el núcleo familiar. Deberíamos tomar conciencia del impacto social que puede tener la inteligencia emocional ya que favorece el desarrollo de comunidades sanas, generando bienestar en uno mismo y con los demás. Para el futuro me gusta Imaginar una sociedad basada en la colaboración y el respetuo mutuo, y creo que eso puede lograrse con la educación en inteligencia emocional.

Una buena educación emocional a brindar salud y felicidad a nuestros hijos y va a permitir que la sociedad siga evolucionando hacia el valor, respeto y empatía hacia el prójimo y hacia uno mismo.

Pueden contactarme en joy@elbroteurbano.com
www.elbroteurbano.com

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