Es llamativo, durante la consulta médica homeopática, la sorpresa que se produce en los pacientes que llegan por primera vez y preguntan por qué los médicos homeópatas, en la toma de un caso clínico, registran en su historia la totalidad del relato pormenorizado de un paciente, tanto de las enfermedades y sufrimientos físicos como de sus vivencias, miedos, experiencias y sueños repetitivos de la vida, entre otras indagaciones.
Otra de las cuestiones es que el paciente refiere muchas veces que se siente escuchado como si estuviera en una consulta psicológica, a pesar de que no existe interpretación alguna del relato. Si sucede, corresponde a alguna pregunta puntual acerca de algunos temas, ubicado dentro de la narración del sufrimiento de la persona, en donde el profesional le pide que dé más detalles de una u otra cuestión en donde percibe que hay un nudo a desatar. Todo esto ocurre con una adecuada semiología que se produce en la revisación médica del paciente y la solicitud de estudios clínicos, de acuerdo al caso.
Para la medicina homeopática, la vida anímica de los pacientes reviste un valor biológico por cuanto, si bien es cierto que son síntomas que podemos observar que pertenecen a la esfera psíquica, el carácter estructural de los mismos en la vida del sujeto, los hace depender directamente de lo biológico. A través de lo dicho, quiero aclarar que no todos los síntomas mentales que son persistentes a lo largo de la vida de un individuo son de esa índole, se ven a menudo en una enfermedad crónica y bien instalada sufrimientos psíquicos que acompañaron al paciente toda su vida y esto, bien estructural, pertenece a la esfera de lo biológico. Suelen ser síntomas que en diferentes momentos de su vida estuvieron presentes.
Intentemos comprenderlo mejor por medio de un caso clínico. Juan consulta en 1992 con un diagnóstico de Leucemia Mieloide Crónica, derivado por su médico clínico, quien descubre la enfermedad por un análisis anual de rutina. Cuando comienzo con una larga entrevista que duró más de dos horas, surge en primera instancia que la enfermedad de Juan comienza con la pérdida de su trabajo de manera inesperada. Juan es un hombre callado, reservado y un dibujante de primer nivel en nuestro país y sin embargo, su sensación era que no iba a poder volver a trabajar ya que nadie le volvería a dar trabajo otra vez. En esta pequeña síntesis de su historia vemos que es un paciente que comienza con un cansancio muy importante, depresión, falta de confianza, etc. Los síntomas que se tomaron en la primera consulta son los siguientes:
1) Desvalido, desprotegido
2) Depresión
3) Falta de confianza
4) Leucemia
Quiero destacar que los síntomas 1; 2 y 3 que teóricamente pertenecen a la esfera psíquica, en realidad lo acompañaron a lo largo de toda su vida y en varios momentos estuvieron muy presentes. Durante la consulta relató una serie de dificultades del área psíquica pero no tenían consistencia estructural, no constituían parte de la esfera biológica. La evolución de Juan fue muy satisfactoria durante lo que duró su tratamiento. En Juan la enfermedad que originó el motivo de consulta desapareció y los síntomas jerarquizados del área psíquica se atemperaron, tuvieron una especie de resignificación, es decir, adquirieron otra dimensión.
La idea de presentar este trabajo es mostrar que lo psíquico ha formado toda la vida parte de una matriz estructural biológica en la vida de este paciente y por lo tanto constituía el eje crucial patogenético del sufrimiento.
Dr. Sergio M. Rozenholc
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