La nueva novela de Alejandra Brener
“Nuestras historias se cuentan a través de estos hilos, fue lo primero que me dijo al verme sentada en la arena observándola tejer. Su tono de voz era calmo y, mientras hilaba, levantaba la vista con una sonrisa acogedora. Hablaba de una manera muy diferente a las demás mujeres, con voz de humilde chamana”.
Esta novela está escrita desde un murmullo firme, una voz que viene desde dentro, desde un tiempo tejido entre silencios, ausencias y palabras que por fin descubren forma y contenido.
Es la historia de una mujer que encuentra en el relato un modo de unir los hilos sueltos de su vida, transformando la herida en trama. Va recomponiendo sentido, donde antes hubo fragmentación, va tejiendo un relato allí donde durante mucho tiempo solo hubo silencio. La protagonista no solo recuerda; reconstruye; no sólo denuncia, resignifica. Es una novela sobre la resistencia de un cuerpo que, aun cuando todo alrededor calla, expresa el dolor como una voz que grita en su forma de enfermar, de engullir, de tensarse, de registrar la injusticia. Una niña atrapada en el silencio y un dolor que no puede más que hablar. Esa tensión es la materia con la que está hecho el texto. Y es justamente desde donde emerge su verdad más profunda. A medida que la narración avanza, Violeta se convence de que “la vida no consistía en una serie de eventos inconexos, sino que era la expresión de un orden más profundo que funcionaba por fuera de cualquier tipo de control”. Esta convicción atraviesa todo el texto. Nada de lo que ocurrió se borra y puede ser narrado. Y en ese relato, surge otra forma de habitar el tiempo: no el tiempo de la herida, sino el de su tramitación.
Me propuse que la lectura de este libro sea sensorial y que su poética resuene en cada uno desde las diversas aristas de esta mujer valiente, que no elude el dolor, pero tampoco lo romantiza ni lo congela. Cada palabra tiene cuerpo. Cada imagen duele y, al mismo tiempo, abriga.
Este libro está escrito para quienes buscan en la lectura algo más que entretenimiento. Es para quienes leen con el cuerpo, para quienes necesitan narrativas que los acompañen en sus propios procesos. Para quienes saben que la literatura puede ser refugio, espejo y lámpara.
Así lo dijo la Doctora en Lingüística Valeria Abusamra, quien desarrolló el prólogo: No puedo sino cerrar con Irene Vallejo, que en El infinito en un junco, dibujó esta idea, sí, la dibujó, porque hay textos que remiten a mucho más que palabras: “Hay libros que arden y otros que abrigan. Hay páginas que son hogar y otras que son trinchera”. Este texto, sobre todas las cosas valiente, logra ser ambas cosas a la vez: abrigo y trinchera, fuego y morada, porque nombra lo innombrable, porque acompaña sin invadir, y porque nos recuerda que a veces narrar es la única forma de recuperar el aliento.
La presentación de esta novela se realizará el sábado 29 de noviembre de 19 a 21 en el Centro Cultural “El alambique”. Griveo 2350 Caba.






