Los felinos en general son muy especiales en sus hábitos y comportamientos, Recuerdo a un profesor de clínica decir “Un gato no es la mitad de un perro” ya que por aquellos años no había medicamentos especiales para ellos y se utilizaban los mismos que para los perros. El prospecto del medicamento decía: Perros un comprimido; gatos medio comprimido. Pasaron los años, hoy existe una especialidad en gatos y una rama de la farmacología especializada en ellos. Los gatos se integraron perfectamente a nuestra vida en ciudad y eso genera consultas reiteradas sobre su comportamiento. Voy a contar primero, lo que hace un gato normal. Duermen entre 13 y 14 horas por día. Siempre está durmiendo, me dice Sara, dueña de un gato de raza persa. Es normal que uno siempre lo vea durmiendo, mientras que cuando despierte sea alegre, vivaz, coma bien, vaya a su litera normalmente. Los gatos son extremadamente limpios, no hace falta bañarlos porque son auto limpiantes. Pasan una gran cantidad de tiempo aseándose a sí mismos. Los extremos de fanáticos de la limpieza o totalmente ausente el acicalamiento, es algo a tener en cuenta para narrarle al veterinario. Tienen un instinto natural de caza. Es por ello que persiguen juguetes, insectos, sombras. Recuerdo el caso de Negrito que se obsesionaban persiguiendo la luz de un láser. El dueño jugaba con ello, pero el pobre gato terminó totalmente trastornado esperando al punto rojo para perseguirlo. Así que laser, NO. La costumbre totalmente normal de rascar cosas para afilar sus uñas, es muchas veces causa de conflicto. Destrucción de almohadones, sillones, paredes, patas de las mesas etc. Debemos inducir a nuestro gatito a usar los utensilios destinados para ello: rascadores comerciales, cajas de cartón o madera, troncos etc. Tratar de imponer cosas a los gatos es totalmente imposible. Lo que debemos hacer es inducirlos a que hagan lo que queremos, cosa no tan fácil. Pasemos ahora a las conductas que no son normales y hay que prestar atención. El apetito es un parámetro a tener en cuenta, sobre todo cuando hay un cambio repentino. Si come menos o come vorazmente puede ser signos de que algo va mal. El aislamiento en casos de un gato que era sociable y comunicativo puede ser una señal de estrés o malestar. La agresión en un animal que era manso y tranquilo puede ser provocada por algún dolor o estrés. Los gatos son muy sensibles al estrés. Este puede ser provocado por muchas causas: mudanzas, nacimientos, nuevos integrantes de la casa, gatos vecinos que invaden su territorio etc. Otra forma que tienen nuestros compañeros de manifestar su disconformidad es con la bandeja sanitaria o arenero. Defecar u orinar fuera de la misma o revolver y arrojar las piedritas en forma violenta es una forma de avisarnos que algo está mal. O está sucia y hay que cambiarla más seguido, hay que poner más bandejas sanitarias o simplemente tenemos algún problema de salud: cistitis, síndromes urinarios, diarreas, dolor de panza etc. Los cambios en el comportamiento de nuestro gato es algo a tener en cuenta para consultar con el veterinario. Podemos decir que los problemas de conducta más frecuentes a los que hay que prestar atención son: ansiedad, miedos y agresión. El estrés es el estado común a los tres. La ansiedad se refleja con acicalamientos exagerados que llegan a arrancar sus pelos o a rascarse tanto que se lastiman. Los temores provocaran acciones inesperadas: temblores, se esconden, dejan de jugar, están sobre excitados. A veces la ansiedad se transforma en agresiones, tanto del gatito a sus dueños o entre ellos cuando hay varios. La homeopatía tiene herramientas para solucionar cada uno de estos casos, debemos individualizar a nuestro paciente y su entorno para encontrar el mejor medicamento homeopático y cambiar algunas cosas dentro de la casa para ayudar al bienestar y armonía. Por eso es importante darse cuenta de estos cambios y pedir ayuda a su veterinario homeópata.
Será hasta la próxima, con Salud y Alegría.
Por MV. Jorge S. Muñoz
Médico veterinario homeópata
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