Flores de Bach y diabetes

El sistema floral de Bach fue creado por el médico inglés Dr. Edward Bach en la década del `30. Médico cirujano, bacteriólogo, patólogo y homeópata, fue un observador profundo del comportamiento humano. Sostenía que la raíz de toda enfermedad proviene de estados mentales y emocionales en desequilibrio que, si no se reconocen y tratan, terminan por impactar en el cuerpo físico, generando síntomas y enfermedad.
Durante cuarenta años, como Licenciada en Nutrición, trabajé en la Liga Argentina de Protección al Diabético (LAPDI). En cada consulta veía cómo, además de los aspectos estrictamente nutricionales, aparecían relatos de tristeza, bronca, miedo, soledad, depresión o falta de motivación. Eran historias de vidas atravesadas por el dolor, que influyen de manera directa en la salud. Fue allí donde comprendí que, junto con el tratamiento médico, el acompañamiento emocional es clave.
Así descubrí y experimenté en mí misma la terapia floral de Bach —reconocida por la OMS desde 1976— como un camino complementario de sanación, autoconocimiento y equilibrio interior. En 2014 me formé como Practitioners en Flores de Bach, y desde entonces incorporé esta herramienta de manera segura y confiada a mi labor profesional.
Quiero compartirles uno de mis primeros casos, que ilustra cómo esta terapia puede ayudar en el manejo emocional de la diabetes:
Eleonora, 55 años, llevaba una década conviviendo con la diabetes tipo 2, tratada con hipoglucemiantes orales y un plan alimentario. En nuestra primera entrevista floral se describió como una mujer muy sola, decepcionada porque sus hijos adultos casi no la visitaban. Esa sensación de abandono le generaba insomnio y pensamientos constantes que no podía detener. Para ello indiqué Chicory —para armonizar el afecto posesivo y la sensación de no recibir lo que se da—, White Chestnut —para calmar la mente sobrecargada de preocupaciones— y Willow —para ayudar a perdonar y soltar resentimientos hacia su exesposo, a quien aún culpaba por viejas heridas—.
También relató que le costaba cumplir con las pautas alimentarias, llevaba una vida monótona y sin entusiasmo, por lo que sumé Wild Rose, que favorece la motivación. Además presentaba tristeza sin causa aparente (Mustard), nostalgia por su juventud (Honeysuckle) y miedo a las complicaciones de la diabetes (Mimulus).
En las consultas de seguimiento, los cambios fueron notables: más calma, mejor descanso nocturno, disminución del rencor, mayor motivación para cuidarse y una alegría interior que antes no sentía. Al tercer mes me dijo frases que conservo en la memoria:
– “Ya no siento miedo por las complicaciones de mi diabetes.”
– “Me cuido todos los días: me alimento bien, camino tres veces por semana, comparto con amigos y cumplo mis controles médicos.”
– “Duermo profundamente y me levanto descansada.”
– “Acepto que mis hijos vengan cuando quieran y puedan, sin angustiarme por eso.”
En una de las últimas consultas me sorprendió con una gran noticia: había conocido a un hombre con quien sentía afinidad y apertura afectiva. El rencor hacia su pasado había cedido, y eso le permitió darle lugar nuevamente al amor.
Casos como el de Eleonora muestran que las Flores de Bach pueden aliviar el sufrimiento emocional, favorecer la adherencia al tratamiento médico y mejorar la calidad de vida. No reemplazan la atención profesional, pero aportan un apoyo valioso para recuperar el equilibrio interior, algo fundamental en cualquier proceso de salud.
Queridos lectores: la diabetes no define a una persona. No están solos en este camino. Reconocer nuestras emociones y aprender a gestionarlas es tan importante como seguir el tratamiento médico. Las Flores de Bach son un regalo de la naturaleza que nos ayuda a reencontrar la paz interna y a vivir el presente con mayor plenitud.
Cada uno de nosotros, con o sin diabetes, tiene una historia y una manera de sentir única. Este método, sencillo y profundo a la vez, está al alcance de todos gracias a la visión del Dr. Bach, y nos recuerda que siempre es posible armonizar el cuerpo y el alma.

Por Lic. Ana María Malerba
Licenciada en Nutrición (UBA) – Practitioners en Flores de Bach (Instituto Londners) – Reikista – Radiestesista – Facilitadora de Meditación – Fundadora de “Flor es Ser”

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