“Terapias alternativas y el abordaje de la enfermedad”

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su carta fundacional el 1948, define la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de afecciones o enfermedades.

Todos los seres tendemos al estado de salud, sin embargo olvidamos muchas veces que los aspectos físicos, mentales, emocionales y espirituales son una unidad, y son parte fundamental para nuestra salud. La OMS, define también la promoción de la salud como el proceso que permite que las personas ejerzan un control sobre los condicionantes de la salud y así puedan mejorarla. Se entiende «la promoción de la salud» como un proceso que permite fortalecer las habilidades y las capacidades de las personas para emprender una acción y la capacidad de los grupos o las comunidades para actuar colectivamente.

Somos un organismo – tenemos órganos y una organización – y ese organismo no es independiente de nuestro entorno, de nuestro ambiente. Vamos con él a todas partes e intercambiamos… aire, amor, agua, amistad… y la realidad es que no podemos vivir separados del ambiente.

Cada una de las células que integran este organismo que somos, lo hace funcionar como un todo. Cada una de estas células lo conforma, sin ser una suma de células o de órganos, sino una coordinación de todo ello. Hablar de salud, entonces, es hablar del equilibrio de ese organismo que somos. Es hablar de nuestro equilibrio. De la precisa coordinación de eso que somos. Y somos nuestro cuerpo.  Somos cuerpo.

De aquí, la definición concreta del enfoque holístico (el holismo o la terapia holística) donde lo psíquico y lo somático son dos manifestaciones de lo mismo: el Ser.

Buscando este tipo de terapias, que por un lado “promociona” la OMS pero no se han incorporado como parte de la praxis médica, miles de personas se acercan año a año a las llamadas terapias alternativas. Pero qué son? y cómo funcionan estas terapias?

Las terapias alternativas surgen como herramientas de acompañamiento del paciente, en tanto este asuma su responsabilidad en el proceso de sanación. No hacen magia. No son científicas. Son técnicas, metodologías y procedimientos orientados a mejorar la salud, a brindar apoyo simultáneo, tratamiento paliativo, y fundamentalmente a mirar al paciente de manera física, intelectual, emocional, espiritual, social, afectiva… y que este se mire a su vez, de la misma manera.

Las terapias alternativas tratan a las personas, nunca a las enfermedades. Los terapeutas no curan al paciente, sino que, ayudan a la persona a que encuentre en sí misma los recursos que tiene para ayudarse.

Así como esta concepción holística del ser humano es milenial, las terapias que la conciben también lo son. La meditación, el yoga, el reiki, la acupuntura, la fitoterapia, por mencionar algunas, son terapias ancestrales que se hacen populares en nuestros días, muchas veces con distintos nombres, en otros idiomas o con más o menos marketing a su favor.

La danzaterapia, aromaterapia, zentagle, mandalas, terapias corporales, eutonía, por nombrar algunas otras, también datan de siglos anteriores, aunque sus nombres no nos suenen claros y no sepamos bien a qué refieren.

La mayoría de ellas surge como alternativa a la medicina alopática básicamente en las enfermedades de cronicidad. Todas, y cada una de ellas funcionan en el paciente, siempre que deje de lado la división cuerpo-mente-espíritu (energía) y asuma la responsabilidad en la salud y la enfermedad.

M. Andrea Busceme
Ig:@mensajesenelcuerpo
mensajesenelcuerpo@gmail.com

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