Nuestras manos son un fragmento de totalidad que somos, en ellas se encuentra la historia de su portador. El futuro desde una visión tradicional no existe, esta necesidad de conocer el futuro esta mediatizada por la historia del hombre. No existe mas futuro que las posibilidades que nos brinda nuestro presente y de cómo estas opciones son aceptadas o bien rechazadas por nuestra historia personal.
La idea popular de la lectura de la mano es a partir de las líneas como elemento único de observación. Este tipo de interpretación proporciona al consultante una visión simplista y monotemática de su vida, sin los elementos que le llevaron a tomar una determinada respuesta. Este tipo de lectura hace que el consultante se pierda en las obviedades del pasado en el mejor de los casos, impidiéndole encontrar los elementos objetivos que puedan provocar un cambio positivo, en su desarrollo a corto o largo plazo de su futuro. De allí que la visión que éste recibe de su porvenir, en una lectura basada en las líneas, esté totalmente desfasada y fuera de sus posibilidades reales, así como de las opciones a las cuales tiene acceso, ya que el hombre es lo que es a partir de su pasado, y su pasado lo ha configurado su carácter. El carácter no es más que la suma de cualidades y carencias que posemos a partir de nuestro nacimiento, el paso del tiempo no hace sino afinar o paralizar nuestras cualidades, o carencias, lo más común es la combinación de ambos elementos, aciertos y equivocaciones. El destino no es otra cosa que nuestro carácter, el conocimiento que cada uno tiene de él y la manera en que lo utiliza es la forma en que uno se mueve por la vida, es su manera de fluir por el mundo; a mayor conocimiento de nuestro carácter mayor capacidad para ganarle a la vida. El futuro siempre estará condicionado por el carácter de la persona. El futuro inequívoco e inalterable no existe, de hecho sólo podemos hablar de una serie de posibilidades que se van abriendo y cerrando a lo largo de nuestra existencia. El futuro es la combinación de lo ya vivido y nuestro carácter. Esta es la razón por lo que las manos cambian y no mantienen su esquema original. Nuestras manos son el reflejo fiel de nuestro carácter; y de cómo éste, tanto positiva o negativamente nos ha ido proyectando en todas y cada una de las acciones que conforman nuestro pasado, lo que ya hemos vivido. A lo largo de nuestra vida estos cambios en la geografía de la mano son debidos a las decisiones que hemos ido tomado, tanto en el ámbito individual como en el social, ya sea por los progresos o retrocesos sociales, políticos, económicos e ideológicos que nos van acompañando a lo largo de nuestra vida. Nuestras manos son el reflejo fiel de nuestro carácter, son parte del holograma, son ellas las que nos permiten interpretar un universo holográfico. Es a partir de allí donde podemos comenzar a reconstruir la realidad, dentro de un mapa que esta fuera del espacio y del tiempo, en donde sólo existe el ahora, visto éste como la eternidad; de allí que en nuestras manos se encuentre almacenada toda nuestra historia personal; a todos los niveles, las actitudes y respuestas que hemos decidido a lo largo de nuestra existencia, de que manera nos han afectado positiva o negativa en nuestro desarrollo. Estas acciones son la forma en que nos hemos proyectado en todas y en cada una de las actitudes que han hecho nuestro pasado, lo que ya hemos vivido, las que se olvidan y pasan a formar parte del inconsciente, penetran en un mundo atemporal, esa parte del cerebro y de nuestro cuerpo físico en donde no existe el tiempo. Nuestro cerebro esta reflejado en nuestras manos. En la geografía de las manos están marcados los factores conscientes, sensaciones que el consultante esta sintiendo y viviendo en el momento de efectuarse la lectura; o sea, un tiempo determinado. De la misma manera queda grabada la parte inconsciente, que es la parte mágica y atemporal de nuestro mundo psíquico.
Estos elementos; uno temporal y otro atemporal, nuestro mundo psíquico; en combinación con las cualidades reales que conforman el carácter de cada persona, tanto genéticas como sociales, o sea, el mundo físico, hacen posible la lectura de la mano.
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