Se puede existir sin pensar, pero no se puede pensar sin existir. Son los primeros días de julio y me provoca sensaciones encontradas el que me guste el frío. El frío es fácil bien abrigado – me dice una voz interna que no determino si es Culpa o Empatía, a modo de película “Intesamente” adulto y argentino.
Pienso en la editorial de julio, chequeando sensaciones propias y de pares, descubro el hilo del mes de esta edición: “somos los decisores de nuestra vida”. Pienso en esta conclusión, luego del evalúo de todas las opiniones vertidas por la gente de bien que colabora en nuestro medio. Fundamental en este momento en que dudamos de todo, donde el afuera pareciera exclamar “sálvese quien pueda”.
¿Qué sucede cuando comprendemos que nosotros siempre fuimos los que decidimos qué hacer y qué no en nuestra vida?
Lejos de culparnos por algo nos da un poder y una responsabilidad.
Siempre fui yo decidiendo. Y siempre seré. El mundo que se viene no sabemos qué depara. Si estaremos dentro o afuera. Si la IA (inteligencia Artificial) nos dejará sin trabajos y viviremos felices o pereceremos de aburrimiento, o de plásticos, o de desidia, dejando que algo piense por mí. En cambio lee, viví, experimentá, que así el pensar sale solo.
Cecilia Andrada – Directora