Nadie está ajeno a lo que pasa. Es tiempo de preguntarnos cuánto tenemos de responsabilidad en los hechos cotidianos que percibimos ajenos a nosotros.
Una postura optimista ante lo que la vida nos muestra diariamente, favorece y da fuerzas para seguir viviendo. A veces nos llama gente que dice: aspiro a estar mejor, pero, ¿cómo se logra?
Tal vez tendríamos que intentar entender que el caos que percibimos, toda esta destrucción de los valores que apuntalan una sociedad, tiene como fin remover impurezas y que esto es así para que en el futuro la vida sobre la tierra sea bella y ordenada.
Pensar que el tiempo que tarda en promoverse ese orden y esa belleza depende de cada persona que forma parte del mundo. Que nadie está ajeno a lo que pasa. Y que una forma optimista de plantarse ante los hechos, ayuda y precipita ese cambio.
Creer que cada persona deseosa de que la vida mejore, tiene mucho que aportar. Aunque sea una palabra de aliento a quien la necesite, que no es poco.
Si decimos: todo está mal, también es tiempo que pensemos en cuánto contribuimos para que deje de estarlo. Cuál es la parte de culpa que nos corresponde y qué haremos de ahora en adelante para que las cosas cambien. Jocelyn Arellano es escritora e importante ejecutiva, así se expresa:
“El mundo es un reflejo de nuestros pensamientos, ya que éstos crean nuestra realidad.
La negatividad que vemos afuera no es más que la que llevamos por dentro.
Si queremos un mundo mejor necesitamos purificar nuestra manera de pensar.
La oración es la forma de emitir pensamientos positivos más conocida y más antigua que tenemos.
Cada cual lo puede hacer a su manera sin importar dogmas ni credos.
Si queremos un mundo con más amor, éste tiene que salir de nosotros primero.
Al orar expresamos amor. El amor atrae más amor”.
M.S.F