La siguiente oración, de mucha fuerza e inspiradora, puede ser utilizada como motivo de meditación, visualizando un rayo de luz que parte del centro del pecho y se expande, envolviéndonos y proyectándose alrededor.
Yo soy la Luz del mundo, soy un ser que ha venido de Luz, vive en la Luz y crea la Luz.
Adonde quiera que voy, yo soy las manos de Dios trabajando en la Tierra, y soy inspirado por la Voluntad Divina.
Soy impulsado por la Fuerza Divina y estoy trabajando en el Plan Divino.
Yo soy parte de una cadena de Amor y de buena voluntad, que se extiende por todos los rincones del planeta.
Yo soy la punta de lanza para la llegada a la tierra de los Maestros de la Jerarquía.
Yo soy una antena cósmica que se abre hasta el infinito para recibir las Bendiciones del Altísimo.
Yo soy un emisor de todas esas energías que estoy recibiendo, para multiplicarlas por donde quiera que vaya y hacerlas llegar a todos los lugares.
Yo soy la palabra que sana, las manos que ayudan, los pies que dirigen, la mirada que salva.
Yo soy el microcosmos en acción, soy la red que comunica al hombre con Dios, soy el vínculo de fraternidad en donde se funden todos los seres humanos.
Yo soy la luz del mundo, el aniquilador de la oscuridad y la confusión, el guerrero de la luz, el que alumbra sin dar sombras, la roca firme en donde se apoyan las embarcaciones de la Vida.
Yo soy la sonrisa que alienta, el brazo que consuela, y soy el hijo de Dios en la Tierra.