Más allá del peso y la balanza: MES MUNDIAL DE LA OBESIDAD 

La obesidad es una enfermedad crónica que se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo, dada por un desequilibrio entre el ingreso y el gasto de energía. Predispone a enfermedades como hipertensión, diabetes, artrosis, insuficiencia renal, como así también a enfermedades psicosociales: depresión, aislamiento y baja autoestima. En los últimos 40 años, se triplicaron la cantidad de personas con obesidad. El sobrepeso y obesidad se observan no sólo en los adultos, sino en los más pequeños: 4 de cada 10 chicos y adolescentes entre 5 y 17 años, tienen exceso de peso.  Conductas y elecciones alimentarias como bajo consumo de frutas y verduras, y el exceso de bebidas azucaradas, productos de panadería, fiambres, pre fritos, golosinas con alto contenido en grasa, sodio y azúcar predisponen al aumento de peso. Hoy en día se escucha hablar sobre hábitos saludables y esto se debe a que… a la hora de cambiar hábitos el foco se encuentra en la persona; en detectar qué alimentos consume, por qué, cómo, cuándo… ¡Cuestionarse! Teniendo en cuenta que, para tales cambios es necesario: paciencia, perseverancia y constancia en el proceso. Es fundamental centrarse en el proceso, disfrutar de la alimentación, involucrarse con la misma. Logrando una relación sana con la comida, permitiendo construir cambios de hábitos donde el descenso de peso viene como resultado y no como extrema necesidad. 

¿Qué cambios hacer para estar más sano y tratar la obesidad/sobrepeso?

  1. • ¡Incorporar más vegetales y frutas a tus comidas! Cuanto más color y variedad mejor.
    • • Preferir granos integrales y legumbres, que aporten fibra, brindando saciedad.
      • • Empezar una actividad física placentera y de disfrute, si es de fuerza mejor es el impacto cardiovascular. 
      • • Elegir cortes de carne magros, y retirar la grasa visible a la hora de cocinarla.
        • • Disminuir el consumo de todo producto procesado y ultra procesados: galletitas, fiambres, embutidos, aderezos, golosinas, postres, gaseosas y jugos. Dejarlo para un consumo eventual. 
  2. • Preferir siempre MOVERSE! Escaleras antes que ascensor, bajar unas paradas antes del colectivo, bailar e ir caminando para comprar provisiones. 
  3. • Reemplazar gaseosas o jugos por AGUA! Sumar sabor con rodajas de cítricos, infusiones o fruta fresca.
  4. •Evitar el consumo de alcohol y tabaco. 

La obesidad al ser tan compleja no basta con que su abordaje sea “hacer dieta”, dicha enfermedad está relacionada íntimamente con factores genéticos, hereditarios, culturales, hormonales, metabólicos y emocionales, que requieren un trabajo interdisciplinario e individual, centrado en la persona.  Se ha visto que las famosas dietas de modas, planes extremos muy bajos en calorías y por tiempo determinados, generan un estrés a la persona. Toda restricción incrementa el deseo, siendo difíciles de sostener, complicadas de adaptar al día a día, a los eventos sociales e imprevistos como así también estimula la aparición de pensamientos obsesivos con respecto al cuerpo, al físico y a la comida, pudiendo llevar a ciclos de prohibiciones, sentimientos de culpa y atracones. La obesidad siempre estuvo relacionada con la visión pesocentrista, una mirada únicamente centrada en el peso, en la balanza, en las calorías y en lo estético… dejando de lado a la persona como un ser integral. 

Más allá del peso, importante para entender la Obesidad es que: 

Un número en la balanza o un talle de ropa, no define tu estado de salud.

Del cuerpo de otro no se opina ni se comenta, no sabes cómo puede impactar en la persona. 

No hay alimentos prohibidos, la clave está en el equilibrio tanto de la porción como de la frecuencia en la que se consume. 

Por más empatía hacia el otro y más amor propio.

Lic. en Nutrición Stefania Savoia (MN10670)
Equipo de New Garden

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