En la vida cotidiana vivimos diversas situaciones, muchas de las cuales pueden generarnos estados de temor, miedo, pánico, siendo advertidos a través de nuestros sentidos o pensamientos (estímulos internos o externos de carácter físico, químico o social). Es a partir de estas emociones que se desencadenan en nuestro cuerpo, a modo de respuesta, una serie mecanismos de defensa de forma fisiológica que nos permiten enfrentarlas. Pero en el caso de que estos mecanismos persistan y se repitan excesivamente aumentando su frecuencia e intensidad pueden producir trastornos psicofisiológicos, generando una situación de carencia, desgastando nuestro organismo y es a lo llamamos distrés. El estrés entonces sería una herramienta que utiliza nuestro cuerpo de forma natural para la supervivencia, su persistencia en el tiempo sería la situación que genera el desequilibrio. Nuestro cuerpo responde sin que sea necesaria una decisión consciente. Este proceso esta mediado por un sistema de regulación que incluye al eje Hipotalámico -Hipofisario- Adrenal y al sistema nervioso autónomo (o vegetativo: es el conjunto de estructuras nervio- sas que se encargan de regular el funcionamiento de los órganos internos y controla alguna de sus funciones de manera involuntaria e inconsciente) y a las hormonas suprarrenales. Cuando las situaciones conflictivas perduran en el tiempo, las glándulas suprarrenales se agotan, bajan las defensas y se debilita el sistema inmunológico.
Las glándulas suprarrenales se encuentran ubicadas en el polo superior de cada riñón. Están constituidas por la medula
suprarrenal productora de catecolaminas (dopamina, adrenalina y noradrenalina) a partir del aminoácido tirosina que proviene de la dieta o de la hidroxilación de la fenilalanina.
Señales de sobrecarga de estrés
Las personas que están pasando por una sobrecarga de estrés pueden tener síntomas mentales y/o físicos.
Mentales: ansiedad o ataques de pánico, constante presión, confusión y apresuramiento, irritabilidad y melancolía, tristeza o depresión.
Físicos: problemas estomacales, dolores de cabeza y dolores de pecho, reacciones alérgicas: eczema y asma, alteraciones del sueño. Beber o comer en exceso, fumar o usar drogas. Desequilibrios hormonales. Abuso de estimulantes y/o ansiolíticos. Para la síntesis de las catecolaminas (adrenalina, noradrenalina y dopamina) es necesaria la presencia del ácido ascórbico (conocido comúnmente como Vit.C). La Vit.C es una vitamina hidrosoluble que se forma en el hígado y el riñón de la mayoría de los animales a partir de la glucosa.
Actúa como donador de electrones o receptor de oxígeno para estabilizar otra molécula (función antioxidante) como por ejemplo el hierro haciéndolo más soluble y mejorando su absorción.
En los seres humanos se absorbe en el intestino a través de los mismos receptores de la glucosa para entrar a la
célula. Por eso el consumo de dulces o carbohidratos simples disminuye la absorción de Vit.C al competir por estos receptores Al ser tan similar a la glucosa cuando necesitamos Vit.C, preferimos comidas dulces por su similaridad estructural.
La producción de Vit.C está relacionada con el nivel de estrés, bajo una situación estresante hay aumento en la producción
de la misma.
Fuentes de Vit.C: Los vegetales la forman a partir de la glucosa: es abundante en hojas verdes, brócoli, limón y papa.
La deficiencia de Vit.C ocasiona numerosos síntomas: dificultad de cicatrización, dolores articulares, fatiga, neuropatías. La avitaminosis: produce el escor- buto: hemorragias por alteraciones de los capilares.
El estado de distrés genera cansancio, angustia, irritabilidad, insomnio, dificultad para la concentración e hiperactividad mental, entre otras cosas. Debemos ayudar a nuestro organismo a recuperar su armonía, muchas veces la amenaza
desaparece, pero nuestro cuerpo sigue en estado de tensión, se encuentra aun percibiendo ese estimulo que lo mantiene en alerta, esto provoca además de angustia por seguir percibiendo esa sintomatología, un agotamiento de las reservas. Por
eso, una de las medidas que podemos llevar a cabo sería evitar el agotamiento
de las glándulas suprarrenales, recargándolas de energía y para eso podemos:
Disminuir el consumo de bebidas excitantes (café, té, gaseosas) ya que estimulan la secreción de adrenalina por parte de las suprarrenales. Disminuir el consu- mo de azucares simples, golosinas, amasados de pastelería ya que tienen acción en la glucemia (azúcar en sangre) haciendo que las suprarrenales se exijan para compensarla. Incorporar cereales y harinas integrales (equilibran la Insulina) y azúcares de frutas frescas y desecadas, en cuanto al azúcar, incorporar de bajo índice glucémico como el mascabo, eliminando edulcorantes ya que no brindan energía. Evitar grasas saturadas (lácteos y carnes) y equilibrar el colesterol incorporando huevos, incorporar áci- dos grasos poliinsaturados (grasas “buenas”) como pescado, nueces, almendras, semillas zapallo, lino, girasol y sésamo, aceitunas, paltas, aceites de primera presión como el oliva y girasol.
Evitar los fiambres y embutidos ya que su consumo aumenta la cantidad de neurotransmisores que exacerban la actividad.
Aumentar el consumo de Vit.C, ya que se pierden grandes cantidades durante el estado de estrés, a partir de vegetales de
hojas verdes, anaranjados (tomate, zanahoria, calabaza, etc.) y en frutas frescas.
Consumir vitaminas del grupo B ya que tienen un papel fundamental para aliviar la ansiedad y mejorar el estado de ánimo.
Las podemos encontrar en la levadura de cerveza, en los cereales integrales, hojas verdes, yema de huevo, legumbres.
Agregar algas en las ensaladas, woks o vegetales al vapor. Incorporar durante el día infusiones con hierbas ansiolíticas: manzanilla, tilo y pasiflora para bajar el estrés durante el
día, etc. La valeriana mejora el sueño.
Dra.Elba Albertinazzi