Un mismo síntoma puede percibirse con sensaciones diferentes y cada sensación diferente tiene una solución homeopática diferente. Por ejemplo tomemos el síntoma fiebre.
En medicina convencional la fiebre se trata siempre con antitérmicos; da igual como sea ésta, el medicamento puede ser siempre el mismo. En homeopatía el tratamiento dependerá de si la fiebre es con sudor o sin sudor, si con la cara enrojecida o pálida, si el enfermo tiene sed o detesta el agua, si quiere taparse o destaparse. Cada tipo de fiebre requiere un medicamento homeopático distinto. La diferencia con los medicamentos de la medicina convencional, es que los medicamentos homeopáticos son más efectivos en unas personas que en otras, aunque éstas padezcan la misma enfermedad y sufran los mismo síntomas. Esto se debe a que algunas personas son de un tipo (físico o psíquico) más sensible a las características de un remedio.
Por ejemplo: tenemos dos personas, una rubia y obesa y otra delgada y morena y un remedio “A” que cura una enfermedad determinada, pero cuya tipología sensible son los rubios obesos.
Cuando ambas personas contraigan dicha enfermedad, el medicamento “A” servirá para tratar a los dos, pero será mucho más efectivo en el obeso rubio.
Dr. José Luis Sambea