Hola lector, me toca juntar coraje para escribir esta editorial, este cierre de edición cae justo después del 2 de abril, como si tuviéramos poco con recordar esta fecha triste de Malvinas, para muchos será también recordada por el agua que se llevó vidas, bienes y sueños. Qué decir entonces, qué palabras de aliento podrían salirme hoy?
La vida sigue, si, pero nos miramos unos a otros como diciendo: estas bien? estas viva hormiguita?
Ese agua nos mojo a todos, nos dejo chorreando desconsuelo, sensación de abandono, rumiando contra todo y todos.
Dentro de unos días quizás, cuando ya Convivir haya salido a la calle y este en tus manos, las cosas despacito comiencen a volver a su cause, aunque no haya consuelo para quienes perdieron a un ser querido de esa forma.
Hoy si nos sacaran una foto nuestra imagen saldría como “fuera de foco”. Estamos sí, hacemos las cosas, los chicos van al colegio y nosotros al trabajo, pero estamos como movidos de eje.
Y sin querer me asalta una pregunta: Qué nos enseña esta catástrofe, qué nos viene a mostrar, más allá de pensar en la responsabilidad de quienes tienen que cuidarnos, de vernos en la necesidad de exigir sistemas de prevención de estas calamidades? Sabemos que a los fenómenos climáticos no los podemos controlar, pero sí es necesario saber qué hacer cuando ocurren. Ver como se levantan de estas situaciones otros países y aprender, no podemos ser más las cigarras del cuento que no se preparan para el invierno.
Y poniéndome más espiritual repito: Qué nos viene a enseñar?
Hay una nota que recomiendo especialmente leer en esta edición, “Eventos de destino y Consciencia” el autor es Fernando Malkún. Habla justamente o “casualmente”, sobre los eventos que en el transcurso de una vida hacen que tu existencia cambie de un segundo a otro, eventos terribles que te llevan a sacar de vos dones que desconocías, situaciones que te llevan al fondo para emerger de otra manera, distinto, mejorado y más fuerte, luego de lo que se llama “la noche oscura del alma”. Habla esta nota de estar conscientes de que todo fue trazado por nosotros mismos, o nuestro espíritu, para aprender…
Y si fuera cierto? Y toda esta vidita que vivimos se presenta como una obra de teatro ya escrita con el fin sublime del crecimiento espiritual de cada uno? De uno.
Hoy quizás se nos haga difícil comprender cualquier razonamiento filosófico espiritual pero, si algo me ha conmovido es la solidaridad de la gente, el sentir como propio el dolor ajeno, el desear que el otro este bien. “In Lak Ech” (Yo soy otro tu), decían los mayas como saludo, a lo que contestaban: «Hala Ken» (Tú eres otro yo).
La naturaleza nos muestra que nada la detiene, que puede erguirse maravillosa como es y expandirse a donde quiera. Y nosotros, humanos pequeñitos que nos creemos dominadores de los reinos, no tenemos escapatoria y debemos rendirnos y aprender a respetarla como madre proveedora, benevolente y terrible si se la molesta.
Madre naturaleza perdónanos tanta vanidad.
Lector querido, sumemos nuestras voluntades de bien. Levantemos nuevamente nuestra hojita y sigamos el camino.
Que disfrutes de la edición de Abril
Cecilia Andrada / Directora