El poder corporal de la respiración

Respirar plenamente no solo suministra aire para potenciar a los pulmones, sino que abastece de nutrientes vitales a la integridad corporal, es decir contribuye a la coherencia entre mente-cuerpo y emociones. El aire, ese que inhalamos, nos da vida. Sin embargo, su aliento vital, es mucho más que una parte del engranaje fisiológico, porque el modo en que ingresa al cuerpo y se distribuye, restringe o expande la vitalidad. Si respiramos con calma, probablemente, el aire realizará un circuito suave, delicado, que abrirá espacio para limpiar, discernir, ser testigo de lo que sucede; en cambio, si lo hacemos rápido, entrecortado y vertiginoso, quizá, no nos deje tiempo para “hacer cuerpo” el proceso y los bronquios se estrechen por la vertiginosidad o, tal vez, otros órganos se empeñen en contraerse. De acuerdo con esta mirada, el cultivo consciente de la respiración se presenta como una alternativa saludable, porque concebido de esta manera, este acto es “divino”, revela las conexiones entre cuerpo y conciencia. Respiramos, por momentos, energía vital u hostil. Esta oscilación genera ritmos internos que afectan modos de ser y actuar. La posibilidad de discernir entre aires que nos permiten fluir y aires que nos estacan, es muy poderosa para crecer saludablemente. Hay respiración en todos los procesos corporales, en el movimiento, en el sentimiento y en el pensamiento. La grandiosa danza y equilibrio de los sistemas orgánicos puede verse condicionada por aires densos, angustiosos o resentidos. Si se inhala sin discernimiento, si no se advierte a tiempo las densidades circundantes, puede haber desregulación emocional y esto va de la mano de confusiones mentales por efecto de pensamientos invasivos. La buena noticia es que al observar esta realidad se puede intervenir. Solo hace falta, tomar consciencia y luego dar lugar a que el cerebro, con su sistema nervioso y los músculos puedan decir “stop”, lo que llamo “la pausa sagrada”. Un paréntesis que dejará espacio para elegir donde quedarse y respirar con todo el cuerpo de manera relajada. La búsqueda sería encontrar el poder corporal que tiene la respiración para lograr la sintonía entre cuerpo, mente y emociones. En este circuito fluido reside el mecanismo milagroso de sanar, aliviar, cicatrizar, recuperar, restablecer, Ser; y puede identificarse de manera natural. La opción sería estar presente durante los vaivenes de inspiraciones y exhalaciones en cada contexto. A veces andamos sueltas, sueltos, respirando seguro por caminos llanos, fluidos, nos sentimos cómodas, cómodos en un contexto que nos da paz; en otras ocasiones, nos encontramos en lugares confusos, incómodos, hostiles, que, inclusive se convierten en insoportables laberintos sin salida, allí advertimos ahogos que hasta pueden producir sensaciones de asfixia. La respiración no es solamente una operación mecánica. Respirar el mundo conscientemente es un entrenamiento. Propongo desgranar el misterio de esta fuente de existencia. Más allá de nuestro ser físico, de nuestros pensamientos y emociones, este potencial reserva un amplio campo de posibilidades, un intercambio valioso entre nuestros cuerpos y el entorno, es una fuente que nos intercede ante la “loca carrera” y nos aleja de una vida maquinal.
En el espacio silencioso interno, donde anida la respiración, la vida de cada ser establece una diferencia. 

Por Alejandra Brener
Lic. en Ciencias de la Educación
Autora del libro “Respirar: el poder invisible” Editorial Galerna
Terapeuta corporal bioenergetista
alejandrabrener@gmail.com
Facebook Alejandra Brener Bioenergética
Instagram: @espacioatierra

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