El Futuro se revela en nuestro interior

El futuro de la humanidad sigue siendo por revelación intuitiva y no por la reflexión racional y se transmite por seres humanos vivientes.  No lo transmiten las computadoras, la Inteligencia Artificial, ni los libros impresos con los recuerdos del ayer, ni los monumentos de piedra, ni las mentes sacralizadas en el tiempo.
Hoy no existe una revelación de la ciencia pura y la ciencia aplicada que de significado espiritual al Ser Humano. Toda revelación científica no siempre se da dentro del marco de la verdad, del amor y del servicio a la humanidad; por el contrario, presenciamos lo más doloroso que hayamos conocido en la historia de la civilización humana, que es la fisura producida entre la ciencia y la conciencia, y la consecuente pérdida de significado.
El conocimiento obtenido hasta aquí está dividido en áreas funcionales e independientes, la parcialidad y la especialidad de este conocimiento, nos alejó de un entendimiento y comprensión más profundo e integral; hoy el árbol no nos deja ver el bosque, y nos enfrentamos al abismo de nuestra ignorancia, ni el significado más profundo de la vida y la ciencia o la religión son incapaces de salvar este abismo; tampoco podrá salvarlo la inteligencia artificial o el conjunto de cerebros más especializados de esta civilización, haría falta unir el cerebro con el corazón y el cuerpo con el espíritu.
La humanidad abre un camino hacia el desarrollo de la conciencia o se convierte, sin darse cuenta, en instrumento de manipulación tecnológica. 
Cierto es que se ha producido en estos últimos años un cambio, una mutación psíquica -por decirlo de alguna forma- que hace que la mayoría de nosotros pensemos y actuemos de forma muy distinta de lo que lo han hecho las generaciones que nos han precedido en la historia humana. Por primera vez dejamos de usar herramientas para nuestros fines, para convertirnos en herramientas de la tecnología para sus propios fines. Esto genera la desconexión espiritual y la desunión entre los seres humanos.
Somos las primeras generaciones en prestarle más atención a la tecnología que a nuestros propios hijos o nuestros padres. El mensaje espiritual del futuro no es cuestión de creencias o ideologías, sino de expansión de conciencia. Y en este campo de expansión de conciencia es posible la unión entre los hombres. Recuperar el sentido de pertenencia a la especie y a la naturaleza se hace fundamental para tender un puente sobre el abismo.
Hoy en día, cuando la Humanidad ya ha cruzado la frontera del futuro, cuando ya existen sobre la tierra nuevos tipos humanos, se ha producido una fisura generacional entre los seres “específicamente” humanos y sus ramas colaterales “androides” y “humanoides”.   La brecha gene-racional abierta en el pasado entre el animal y el humano se está produciendo hoy entre los humanos y las máquinas pensantes (IA).
La lucha generacional que hoy se plantea ya no es contra los antiguos poderes de las sombras, de la ignorancia y de la fuerza bruta, sino contra los nuevos poderes de la mente corporativa que utiliza la fuerza de la inteligencia tecnológica para manipular al hombre.  Dicha fuerza es hoy terriblemente poderosa y sólo puede ser controlada por el poder de una conciencia espiritual.  Sin este “elemento” de conciencia espiritual el ser humano puede perder su condición de humano, y su cerebro quedar empeñado en un cerebro colmena electrónica-mente tecnológico y convertirse en un cerebro maldito.
Si no llega a producirse una fusión entre la dimensión tecnológica y la dimensión espiritual, entre la ciencia y la conciencia, entre el conocimiento y la mística, al final el cerebro cibernético IA (sin conciencia) dominará al mundo –y ya lo está haciendo– poniendo a la humanidad entera al servicio de un poder destructor, impiadoso e insensible.
La humanidad posee hoy suficientes recursos materiales y suficiente conocimiento científico y técnico como para asegurar el desarrollo de todos los pueblos de la tierra, pero no tiene aún conciencia de la energía humana y la espiritualidad.  La energía del ser humano está bloqueada por el egoísmo personal, por el conflicto emocional de entregarse a la banalidad y lo superfluo, por una sexualidad de consumo y por un conocimiento fragmentado, que no le permite tener una visión integral y holística del significado de la vida y el Universo.
Se nos hace urgente el retorno a uno mismo, la conciencia y la espiritualidad que nos devuelva el rol de jardineros sobre la tierra y no de explotadores cegados de por la ambición.

Por Ignacio Conde
iconde@fyn5.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!