Si bien es muy sabio el intentar mantenerse en un estado pacífico y armonizado, también es cierto que nadie es una isla, y que lo que afecta a uno, también afecta a los demás. Por eso, es muy fácil predicar qué debe hacerse en cada circunstancia, dictaminar que lo que padece alguien es producto de sus desacertadas acciones, o que estamos como estamos porque es lo que nos merecemos. La verdad es que estamos a nivel mundial pasando por momentos muy duros, por momentos de verdadera prueba; como si nos estuvieran midiendo para ver cómo reaccionamos en esos instantes difíciles, si abominamos de nuestras creencias o nos mantenemos fieles a ellas durante el examen. Duros momentos que -si profundizamos un poco- nos demuestran que rescatan lo mejor de cada uno: la solidaridad, el altruismo, la capacidad de amar sin egoísmos. Que haya seres superiores encargados de tomarnos estos exámenes, no nos consta. ¿Quién tiene respuestas, quién soluciones? Lo único que podemos desentrañar de este mare mágnum de hechos, es que el camino es personal. Que evidentemente a cada uno le pasa lo que es capaz de soportar y que para tanta prueba no hay libritos que indiquen las reglas a seguir. Insisto: el camino es personal, pero las vivencias que tiene que soportar una persona afectan a su entorno. Una enfermedad, un accidente, ponen en juego un cúmulo de sentimientos y desarrollan infinitas acciones en los que se encuentran cercanos. Y así vamos encadenando acontecimientos hasta alcanzar el nivel mundial. El camino es personalpero todos dependemos de todos, nadie en absoluto se queda afuera. Por eso es muy importante hasta la más mínima acción que emprendamos: dar nuestra opinión, participar de una marcha en protesta de algo, enviar un mensaje cariñoso a quien está sufriendo; parece que cada acto se magnifica y potencia para aportar a la generalidad. Nada sucede en vano, evidentemente todo tiene un porqué y un para qué. Y ningún suceso es inútil. El camino es personal y se dibuja día a día. Quién sabe, tal vez en algún momento obtengamos las respuestas que necesitamos, mientras tanto lo único positivo que podemos hacer por nosotros mismos es esmerarnos más, aportar para que todo mejore, esforzarnos para cambiar las actitudes que sabemos nos perjudican. Sí, el camino es personal y nuestra historia la vamos escribiendo a cada instante. Es sabio, es positivo, que intentemos mantenernos centrados, no dejarnos llevar por el pánico, esforzarnos para conservar el equilibrio y no dejarnos superar por los acontecimientos que nos afligen. Que cuando pasemos por momentos que parecen llevarnos al límite de nuestras fuerzas, después del shock inicial, recordemos que verdaderamente somos muy fuertes y tenemos dentro la capacidad de superar cualquier fatalidad que se nos presente. El camino es personal, pero quienes nos rodean aportan el empuje que necesitamos para seguir caminando.
Marta Susana Fleischer