En las notas anteriores hablamos sobre la caducidad de los medicamentos en esta última entrega le dedicaré unas líneas al vencimiento en los alimentos:
Hemos llegado al absurdo de ponerle vencimiento a los alimentos no perecederos. No hay que ser muy astuto para darse cuenta que los términos no perecedero y fecha de vencimiento no maridan muy bien cuando se aplican al mismo producto. En realidad, lo que esa fecha indica es “consumir preferentemente antes de”, en vez de vencimiento, lo que inglés se menciona en las etiquetas como “Best before to”, pero esto no se aclara adecuadamente en los envases y la gran mayoría de los consumidores lo toman como una fecha de vencimiento. Es más, en algunos productos no perecederos hechos en la Argentina el fabricante coloca la leyenda en ambos idiomas de la siguiente manera: Consumir antes de / Best before, o sea, en español lo expresan de manera categórica, casi imperativa, no dando lugar a un posible consumo luego de la fecha, mientras que inglés (mejor antes) dejan la puerta abierta para un consumo posterior.
Lo que le puede suceder a un alimento no perecedero es que se le alteren los caracteres organolépticos, por ejemplo, que un paquete de fideos se ponga rancio, pero esto no implica que no se pueda consumir (más allá de la alteración del sabor), incluso siguen manteniendo gran parte de sus propiedades nutricionales. Ahora bien, ¿este cambio ocurre de manera inmediata una vez que se llega a la fecha señalada? desde ya que no, sucede con los alimentos lo mismo que con los medicamentos, los fabricantes garantizan la validez del producto hasta la fecha indicada, pero ello no implica que no se puedan consumir con posterioridad. Y dado que los estudios de estabilidad son relativamente caros, en realidad no todos los fabricantes los realizan y las empresas chicas simplemente usan el mismo lapso de aptitud que las empresas grandes, las cuales se supone que han hecho los estudios de estabilidad correspondientes. Esto mismo en general es aplicable a los suplementos nutritivos.
Como reflexión final puedo decir que la cuestión acerca del uso de medicamentos vencidos no es simple, hay muchos datos que no conocemos y no se pueden dar consejos generales. Es evidente que la relación entre pérdida de potencia terapéutica y fecha de vencimiento no es exacta, una gran cantidad de medicamentos mantienen una potencia superior al 90 % en un periodo que supera hasta en décadas la fecha de vencimiento sin generar una toxicidad importante. Por otro lado, un número considerable de fármacos podría disminuir a niveles sub-terapéuticos la potencia de sus principios activos, pero no sabemos en cuanto tiempo esto ocurre, y otros, desarrollan una toxicidad considerable.
Por otro lado, las pérdidas financieras por caducidad de los medicamentos que se verifican en los sistemas de salud y en los hogares de los pacientes son enormes.
La industria farmacéutica es el único nivel de la cadena de comercialización que se beneficia con lapsos de aptitud cortos, pues esto genera constantes necesidades en el mercado farmacéutico. Existe un grave conflicto de intereses, pues la industria es quien fija dicha fecha de vencimiento.
El tema del vencimiento de los medicamentos es un problema serio y en un mundo donde gran parte de las políticas de medicamentos la imponen los fabricantes de los mismos, no parece ser un problema de fácil solución.
Por Dr. Fabián H. Lavalle
Farmacéutico M.N. 11060
Bioquímico M.N. 7208
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