Cambio de Valores II

Mi energía, mi dinero, mi administración

Es preciso aclarar que el dinero como tal, como instrumento de compraventa e intercambio, es lo que reemplaza como valor común a la energía necesaria para hacer que un sistema o conjunto de organismos pueda funcionar. Cubrimos nuestras necesidades y accedemos a nuestros deseos a través de esa unidad de valor llamada dinero. Sin esa energía, no se podría crear, generar, gestionar o realizar cualquier cosa.  El dinero es un sistema de medida de esa energía, que es necesaria para poner en marcha lo que sea, y lo hace a través de sus unidades de valor, ya sean pesos, yuanes o dólares o en especias. Aportar esa energía para que un proyecto comience o continúe, se llama financiación.  Pero algo está claro que para generar dinero necesito energía y a la inversa también. Por lo menos en esta cultura vigente. El dinero puede ser reemplazable por algún otro artilugio, la energía no, pero el dinero como intermediario toma todas las propiedades de la energía en su comportamiento. A la energía es necesario saber adquirirla, conservarla, distribuirla y administrarla sabiamente, pero para esto hay que conocerla en profundidad. Esto se puede aplicar del mismo modo a muchos tipos de energías. Durante cuanto tiempo puedo concentrarme en algo, dependerá de mí energía; que pueda o no prestar atención, o analizar o resolver algo, dependerá de la energía personal que tengo disponible antes de caer en estrés.  La organización personal habla mucho de cómo nos manejamos con las energías externas e internas. Ya sea dinero o energía personal, debemos ser conscientes de qué hacemos con ello y cómo lo invertimos y consumimos. Cómo administrar mi propia energía, cómo distribuirla en forma adecuada, cómo conservarla y adquirirla a tiempo para reponer lo que consumo, es toda una ciencia y todo un arte. Una ciencia para poder tener certezas y datos que me permitan hacer análisis y estrategias para ser eficiente. Un arte, porque allí donde la ciencia se frena por falta de datos, el artista sabe cómo aportar datos simbólicos que permitan continuar, porque la vida sigue sin detenerse. Uno puede detenerse, la vida no, si se detiene muere, como un motor sin combustible, se apaga. La vida nos presenta el curioso hecho de que mientras aprendemos a usar nuestro cuerpo y energía ya lo estamos utilizando a prueba de aciertos y errores. Sin entrenamiento previo, uno debe andar mientras aprende y muchas veces terminamos andando mal aprendidos. Vamos transitando la vida diaria, malgastando la energía, derrochándola y a veces hasta agotando reservas que dañan nuestros órganos. Está claro que no nos enseñan a usar el dinero, ni a adquirirlo fácilmente, no porque no haya modos, sino que no es buena la competencia. Pero por lo menos el uso de la energía personal sí debería entrenarse, para ser más eficientes, en todas las escuelas. No solo hace falta entrenamiento, también hace falta educación. Se debe aprender a adquirir energía de calidad para nuestro cuerpo – cerebro, para eso es muy importante prestar atención a lo que ingerimos como alimentos y su calidad y biocompatibilidad, a qué bebemos, o qué usamos permanentemente en contacto con nuestro cuerpo. La realidad de nuestro entorno puede ser positivo o negativo y debemos saberlo. ¿Nos desvitaliza o nos revitaliza? Otro factor importante y esto los animales lo saben muy bien, es el lugar que ocupo; donde como, donde duermo, donde trabajo, puede desvitalizarnos sin siquiera ser conscientes. Un animal se va y se echa o come en otro lado. También prestar atención en qué consumimos la mayor parte de nuestra energía, no puedo invertirla en una máquina desinformativa y de alta agresividad emocional que me consume la energía vital, puedo desinformarme un rato, como puedo entretenerme otro rato, pero los excesos se especializan en consumir la mayor parte de la reserva energética y a veces basta con mirar una planta, verla crecer, puede ser muy revitalizante. Un baño de bosque o nadar revitalizan y son parte importante de nuestra naturaleza. La energía vital no se genera de la nada, proviene de la naturaleza y nosotros la transformamos y podemos conservarla. Para una vida saludable y revitalizante es imprescindible el contacto periódico con la naturaleza real. Cuando la energía vital es de alta calidad, puedo ver a mayor distancia en mi camino, anticipar y prevenir se hacen parte de mi estrategia. Cuando mi energía personal es de calidad Premium, puedo financiar mis propios deseos, de lo contrario vivo en un estado de necesidad, que es como vivir con deudas. La energía mueve todo el universo y está a tu favor, solo hay que saber cómo usarla, al igual que el dinero, te da la posibilidad, está en vos saber usarlo. No solo lo que consumo de mejor calidad, genera mejor energía, si no, cómo lo consumo, es lo que aporta lo vital. Puedo atravesar un bosque y no bañarme en él. Del mismo modo puedo ingerir el mejor bocado y no metabolizarlo bien. Todos los factores hacen a la calidad y la suma de los detalles a la obra de arte. El Arte y la Ciencia de Cuidarnos Saludablemente. 

Por Ignacio Conde

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