Bendito Kefir

Leche fermentada por los nódulos del kefir

Siempre ha existido controversia sobre si el ser humano adulto ha de consumir leche de vaca, ya que hay mucha gente con problemas para digerirla, no es así cuando la consumimos fermentada, de hecho los habitantes de Armenia y Georgia (Caúcaso), la consumen de forma habitual gracias al Kéfir y su media de vida está en los 110 años, además, no conocen enfermedades como la tuberculosis, el cáncer, la úlcera de estómago o las afecciones oftálmicas.

La palabra Kéfir significa bendición en turco, es leche fermentada artificialmente por la acción de los nódulos del Kéfir, formados por distintas levaduras y bacilos: Bulgaricus, Sacchoromices kephir y Lactobacillus caucasianus, un hongo unicelular. El resultado es un producto líquido, se produce una fermentación anaerobica, sin oxígeno, que degrada los hidratos de carbono (lactosa), haciéndolos directamente más asimilables por el organismo. El estómago de los adultos no puede asimilar la leche porque carece de una enzima, llamada renina, que es la que coagula o corta la leche. El Kéfir comenzó a usarse con fines curativos a principios del siglo pasado para tratar la tuberculosis.

El Kéfir es de más fácil digestión que el yogur, ya que el cuajo está fraccionado en pequeñas partículas mucho mejor digeridas por los enzimas digestivos. Para obtenerlo se produce una fermentación alcohólica, a diferencia del yogur, que es por una fermentación láctica. El yogur favorece la flora intestinal pero el Kéfir es un auténtico regenerador de la misma, por ello es muy aconsejable el tomarlo después de haber tomado un tratamiento antibiótico, el Kéfir transforma la putrefacción intestinal en fermentación láctica, provee al intestino de abundante ácido láctico, cuya acción convierte en peptonas los residuos de las sustancias albúminas que llegan al colon.

Es un alimento de gran interés para conservar la salud, también para niños, ancianos, personas convalecientes, aumenta la secreción de los jugos digestivos, favorece como consecuencia la digestión, estimula el peristaltismo, sin generar gases ni dolores, indicado en la úlcera de estómago, colitis ulcerosa, estreñimiento e intolerancia gástrica. Previene y cura el herpes. Se usa en el tratamiento de la anemia, problemas renales, nefrolitiasis, hipertrofia prostática, artritismo reumático, asma, bronquitis, anemia. Se aconseja en la cirrosis, colecistitis, colelitiasis y problemas hepáticos ya que ayuda a la producción de las vitaminas del grupo B y a neutralizar el colesterol.

En las afecciones de la piel, como eccema, psoriasis, micosis, tomar un litro al día y aplicarlo topicamente en la piel varias veces al día, dejarlo secar y lavar después, hacerlo 6 veces al día. En las infecciones vaginales.

El Kéfir de 24 horas actúa como laxante y el de 36 como astringente.

Para preparar el Kéfir se echan los nódulos en un frasco de cristal limpio, se le añade leche a temperatura ambiente, no fría, mejor sin hervir, pues el hongo elimina las bacterias dañinas, no se debe llenar el frasco hasta arriba, después se tapa el bote hermético y se mete en un lugar oscuro a temperatura ambiental de la casa, no muy frío.

Se cuela el líquido y los nódulos se vuelven a echar de nuevo con leche. Los nódulos deben lavarse cada 7 días con agua templada. Cuando se cuela, debe tomarse lo antes posible, también podemos guardar el líquido en el frigorífico, hasta por un máximo de 4 días.

No se aconseja mezclar el Kéfir con proteínas o grasas y sí con verduras, frutas o cereales.

Para conservar los nódulos cuando no quieras tomarlo basta con meterlo en agua en la heladera, donde esté frío, pero que no se congele.

Para crear más nódulos, él mismo se rompe y sigue creciendo, para que los seres humanos podamos beneficiarnos de sus innumerables propiedades nutritivas y curativas a lo ancho de nuestro hermoso planeta.

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