Como si se tratara de una película, observamos los hechos del país en nuestras pantallas, en estado de shock. Angustiados, con bronca o descreídos, los argentinos nos debatimos sin entender que es real y que no. Es que estamos tan atravesados por los enojos que cualquier opinión nos genera una sobrecarga de emociones que no nos deja discernir. ¿O será que el que no nos dejen discernir es parte del plan? ¿Ven? Ya estoy “conspiranoiqueando”. Es que estamos sumergidos en la locura. Cada uno de nosotros hoy tiene un medio de opinión, cada uno es su propia marca vendiendo, lo que quiere vender. ¿Es verdadero lo que digo, lo que comparto y lo que muestro? ¿La realidad acaso coincide con lo que quiero opinar?
O acaso poco importa la verdad si no coincide con lo que pienso. ¿Perdimos el discernimiento? “Hable mejor de salud”- me dijo el taxista, harto de no creerle nada a nadie, cuando le conté qué hacía ese domingo soleado yendo a la oficina, obvio, a cerrar la edición de septiembre. “Laburemos- me dijo- peleémosla así!
Peleémosla entonces.
Esta es la edición de septiembre, edición que es escrita y apoyada por gente que se esfuerza para hacer de este mundo, un espacio en el que podamos, justamente, convivir.
Este septiembre no nos olvidemos de renacer con la primavera, nos debemos este renacimiento. En nombre de todos los que quedaron atrás.
Vamos a meterle garra, que en este mundo hay espacio para todos, sólo necesita dos cosas de nosotros: VOLUNTAD Y EMPATÍA.
Cecilia Andrada – Directora