Agarrados de la tabla o subidos a los botes, no nos queda más que remar hacia el nuevo mundo. Un nuevo mundo para nosotros. Es que si algo ocurre después de las tormentas y naufragios es que necesitamos comenzar otra vez. Es duro decir naufragio… tormenta… pero es que estamos siendo tan cacheteados por olas y vientos, se nos han movido tanto las estructuras que ya no podemos continuar siendo los mismos, haciendo lo mismo…
Aunque la gran pregunta sea “¿y ahora qué hago?”.
Estamos tan agotados que no sabemos por dónde comenzar. La realidad política del mundo atrasa, vemos repetir las fórmulas catastróficas. Como si no hubiéramos aprendido nada en estos 40, 100, 200…2000 años?
Pandemias = crisis económica
Crisis económica => guerra mundial
…y estoy hablando del mundo, porque si miramos por casa… ya no estaría entendiendo qué estoy viendo.
Sí, no cabe duda de que como sociedad somos sobrevivientes, porque seguimos haciendo nuestro trabajo cada día, a pesar de todo, seguimos remando en nuestra tabla/bote porque está dentro de nosotros la pulsión de vida, el fuego sagrado que nos permite seguir y levantarnos cada día. Esa energía que nos permite elevarnos ante lo que escuchamos e ir a tomar un cafecito con un amigo, mandar un meme gracioso, seguir soñando viajes y encuentros con los que están lejos. Por eso, porque somos humanos, chispas divinas o cabecitas de fósforo restregándonos los cocos…
Pero llegó el momento de usar nuestra luz, para que se detenga la rueda de la repetición, y hacer otra cosa. Pensar por nosotros mismos, pero para el bien de todos. De los que hoy están y de los que vendrán. Ecología, naturismo, meditación, yoga, ayurveda, teatro, baile, música, canto, caminata, bicicleta, cuentos, amigos son algunas de las palabras que llevadas a su acción nos conectan con el lado bello del ser humano, con la creatividad. Así que vayamos cambiando nuestros pensamientos, como dice Marta en “charlas metafísicas” aquí al lado. Nos resta mucho por disfrutar por el bien de la humanidad.
Cecilia Andrada – Directora